Miércoles 19 de Noviembre de 2008 Edicion impresa pag. 3 > Nacionales
Un final anunciado

Si bien desde el gobierno nacional en todo momento se aclaró a la opinión pública que no se quería la expropiación de Aerolíneas Argentinas la evolución de los acontecimientos muestran todo lo contrario.

Los métodos compulsivo y sin consenso que ejecuta el gobierno para apropiarse de bienes, capital y servicios no dejan de ser una mala señal para aquellos pocos inversores que todavía miran con algo de simpatía el futuro económico del país.

Ya es una conducta habitual en el gobierno. A la toma de los fondos de las AFJP ahora se le suma esta expropiación de los activos del grupo Marsans en la Argentina. Un estilo bien chavista: si no acceden los privados al dinero que el gobierno está dispuesto a pagar por los activos de una empresa -un peso en el caso de Aerolíneas Argentinas- el Estado igualmente toma posesión de los mismos.

En definitiva, desde un comienzo la administración K sabía que la expropiación era el único camino que iban a aceptar para hacerse de la líneas de bandera. Una muy mala señal para el mundo.

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