El gobierno volvió a dejar claro que el impacto de la crisis global en la economía local lo preocupa. Concretamente, admitió que hay sectores que requerirán "políticas activas" del Estado y que esas medidas se financiarán con el superávit fiscal.
El encargado de hacerlo fue ayer el jefe de Gabinete, Sergio Massa, que en un reportaje que publicó ayer La Voz del Interior, buscó además minimizar el número de suspensiones que se produjeron en los últimos días sobre todo en el sector automotriz.
Consultado sobre qué rumbo tomará el gobierno para hacer frente a la debacle mundial, aseguró que el camino tendrá dos vías, una ligada al plano internacional y otra a la coyuntura interna. "La participación de los emergentes en el rediseño de los organismos de crédito y el poder de emerger, redefinirá un poco el rol de cada uno de los países en la economía mundial. Paralelamente, habrá políticas activas internas", comenzó el jefe de Gabinete.
Sobre este último punto, ahondó: "Venimos siguiendo a todos los sectores sensibles como el de los electrodomésticos, el automotriz y el textil, en coordinación con Trabajo y la Secretaría de Industria, y en contacto con sindicatos y cámaras empresarias. Algún sector requerirá políticas activas a partir del superávit fiscal".
El presupuesto para el año próximo, que se aprobó a principio de mes, contempla un superávit superior a los 9.000 millones de pesos, aunque el cálculo no contempla el eventual ingreso de fondos por la estatización de las AFJP.
Las declaraciones de Massa se conocieron pocas horas después de que trascendiera la elaboración de un plan oficial de subsidios para trabajadores suspendidos.
El jefe de Gabinete también se refirió a medidas a escala regional. "Otras decisiones tienen que ver con la regulación del comercio exterior, como la reciente decisión de la Aduana de acotar el otorgamiento de licencias automáticas. No se trata de una actitud proteccionista, pero sí protectiva del nivel de actividad económica", señaló. Por otra parte, Massa insistió en el argumento oficial según el que la crisis económica mundial encuentra a la Argentina en una posición favorable.
"Es una gran oportunidad. En definitiva, se debilita el sistema financiero como eje central de la economía y pasa a ser eje central la economía real. Este sinceramiento es bueno para la Argentina, sobre todo porque el mundo seguirá demandando commodities y la extensión territorial permitirá la inversión inmobiliaria.