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Contradicciones | ||
Al gobierno de Jorge Sapag le está llegando su hora de la verdad. Después de un año de ensayo y error deberá tomar decisiones en un sentido u otro. Esto es así en varios campos porque está visto que el que quiere quedar bien con unos y otros termina enfrentado con todos. Con sabiduría de Viejo Vizcacha, Perón lo advirtió hace rato: "El que corre detrás de dos liebres al mismo tiempo se termina quedando sin ninguna". ¿Cuáles son las principales contradicciones con las que el gobierno convive sin terminar de resolver? En primer lugar la composición del gabinete. Allí hay gente que expresa dos maneras diferentes de abordar los principales problemas del gobierno como la crisis financiera y el conflicto social. Mientras unos se inclinan en ambos planos por soluciones denominadas "duras", otros son partidarios de distribuir y conciliar. No se trata siquiera de que algunos colaboradores del gobernador provengan de las filas sobischistas -eso también existe- sino de maneras de pensar diferentes. En el gabinete subsisten dos ideas de lo que se debe hacer con el Estado y con la provincia que conviven y desentonan. Pruebas al canto: en marzo los sectores duros del gabinete reclaman una posición de firmeza, el gobernador y la ministra de Hacienda anuncian que el Estado está virtualmente quebrado y no puede dar aumentos: a los pocos días, de la mano de los sectores más moderados, se concede el aumento a estatales y docentes con el objetivo superior de sostener la "paz social". Octubre: vecinos que toman tierras en Confluencia se enfrentan con la Policía, a la cabeza se pone el ministro de Trabajo y Seguridad, César Pérez: horas más tarde el ministro de Gobierno Jorge Tobares pone paños fríos al asunto, retira las fuerzas policiales y llama a una mesa de negociación. Noviembre: los sectores "garantistas" del gobierno adelantan su intención de ceder al reclamo gremial de nuevos aumentos con el otorgamiento de una suma fija o un medio aguinaldo extra: la respuesta de los sectores "duros" no se hace esperar, el asunto es desmentido. Es cierto, en cada una de estas instancias se impone, al cabo, la solución más civilizada y dialoguista pero al precio de pagar el costo político de la vacilación. Segunda contradicción del gobierno a resolver: el partido. Sapag surge del riñón del MPN, por portación de apellido y por maridaje con el sobischismo. Sin embargo accede al gobierno porque aparece como la figura opuesta a su antecesor. Uno es prepotente, temerario, irreflexivo; el otro dialoguista, mesurado y medita cada paso. Uno quiere el gobierno como trampolín para proyectarse a la estratósfera; el otro promete dedicarse a la gestión y dejar todo lo demás de lado. Para una sociedad con inclinaciones hedonistas como la que amasó el MPN Sapag era el hombre indicado, el cambio necesario para que lo fundamental -ese Estado piola que provee- siga igual. Eso sí: sin confrontación, sin delirios de poder y sin saqueo. ¿Pero qué hace Sapag? En buena medida responde a las expectativas del electorado: cambia el enfrentamiento por el diálogo; reemplaza el sueño del emperador por el del administrador aplicado; enmienda o manda para atrás los negocios más groseros y sanea la Justicia, sin la cual no hay Estado de derecho ni convivencia ni un comino. Pero, paralelamente, se cuida de identificar al depredador y sus secuaces, pretende convivir con tirios y troyanos y dilata el enfrentamiento. El resultado no tarda en llegar: en el país donde los únicos muertos políticos son los muertos biológicos, el predador vuelve a las andadas, comienza a juntar masa crítica y anuncia su intención de apoderarse del partido. En una provincia como Neuquén, hecha a la medida de un partido-Estado único y excluyente, ¿se puede gobernar sin partido? No, clara y definitivamente no es posible. ¿Cómo sigue esta película? Por lo pronto el gobierno desactivó el convenio colectivo pergeñado por el sobischismo, y esta semana volvió a instalar el diálogo con los gremios estatales. La consigna es mantener la firmeza respecto de los reclamos salariales: al menos este año el Tesoro no está en condiciones de sufragar nuevos aumentos. Para no dejar ningún cabo suelto, Sapag convocó a los intendentes, les prometió su respaldo pero les pidió a cambio un compromiso: no hay plata para aventuras; no a los aumentos pero cuiden la paz social y ojo con el tema de la vivienda que es una brasa caliente. Todo esto no quiere decir que no se pueda discutir y/o hacer lugar al resto de las demandas que plantean los sindicatos estatales. Con ATE se puede avanzar en cuatro, cinco o seis puntos del pliego de reclamos sin tocar por ahora los salarios. Por ejemplo, se podría horizontalizar el acceso a los créditos que insólitamente el sobischismo le dio en exclusiva a UPCN para engordar su afiliación. Con ATEN, las promesas serán sentarse a discutir salarios en enero y la voluntad de devolver en cuotas, a partir de allí, las bonificaciones por zona que les quitó Felipe Sapag a los docentes en el ´96, cuando lanzó su drástico ajuste. ¿Qué más? ¿Habrá cambios en el gabinete? Sí, habrá. No se sabe cuáles ni cuántos, pero hay decisión tomada respecto de uniformar la sintonía. Se barajan muchos nombres, entre ellos el de Salvatori. ¿Puede ser que Sapag ponga a su antiguo contrincante en el gobierno? Sí, puede ser. Unir fuerzas es la regla de oro para cualquier enfrentamiento, y el viejo adversario puede ser un aliado de peso al momento de librar la batalla contra Sobisch. Batalla que es ardua y compleja porque para el sapagismo el ex gobernador no sólo está detrás del partido sino en todos lados: detrás del convenio de UPCN, de las tomas más impensadas; de la violencia y el patoterismo de Sitramune. Y también detrás de los periodistas alquilados que trabajan para resucitar los fantasmas del pasado. En el partido, la decisión está tomada: a Sobisch sólo se le puede oponer una figura del mismo peso: el candidato a la presidencia será Sapag. Para la Convención se piensa en Ana Pechen. Aunque tiene escasos antecedentes, su figura creció este año. Además, la idea de reeditar la pareja ganadora del 2007 seduce a los estrategas oficiales. Algo más. Se viene el 2009 y con él las elecciones: en el MPN, en el municipio y en el país: Neuquén renueva tres bancas en la Cámara de Diputados. ¿Es posible que la alianza política entre Sapag y el gobierno nacional asuma ribetes electorales? Es posible. Los Kirchner necesitan ganar en todos lados y en Neuquén su aliado es el actual gobernador. Aunque más no sea como mera especulación, la eventualidad de una alianza entre el MPN y la Concertación es posible. Después de todo, hasta ahora se han llevado bastante bien, en la Legislatura, en los municipios y en todos lados. Eso sí, la condición sine qua non es que Sapag alcance el control del partido. Por lo pronto, el jueves desembarcará un viejo conocido del gobernador, el ministro del Interior Florencio Randazzo, que viene a inaugurar la nueva cota de Arroyito y a algo más, tal vez a hacer política Y para seguir en tren de hipótesis, ¿quién estaría del otro lado? Acaso Quiroga, los radicales "puros" y todo el antikirchnerismo. Se verá.
Héctor Mauriño vasco@rionegro.com.ar | ||
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