SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los jueces de la Cámara Segunda del Crimen le impusieron siete años de prisión a Gastón Rozada, el asaltante confeso del céntrico restaurante "Le Chalet Suisse", una pena sensiblemente inferior a la solicitada por el abogado de la querella, y también a la que propuso el fiscal Enrique Sánchez Gavier.
En la graduación de la pena incidió, a juicio de los magistrados, que Rozada ya cuenta con una condena anterior, que "la reducción de la víctima se practicó con una desmesura que pudo ocasionar la muerte de la víctima", y que el oficio de electricista del imputado le permitía ganarse el sustento con facilidad, "por estar en una época y zona con la construcción en auge y donde las reparaciones de esa naturaleza son reconocidas y bien compensadas".
Entendieron los jueces que hubo un exceso sobre el trato rudo o violento que absorbe el robo simple, y que en este caso se caracterizó por el empleo de armas y el resultado grave de las lesiones, que dejaron secuelas en la víctima.
El hecho que le atribuyen a Rozada ocurrió a las 14:50 del 20 de julio de 2007, cuando el propietario del comercio, Alfredo Giobbi, invitó a pasar a los presuntos electricistas que de manera imprevista lo atacaron y golpearon hasta dejarlo indefenso.
En su descargo, el imputado denunció que Luis Tejerina les propuso un acuerdo que consistía en reducir a Giobbi para que su esposa, Tamara Zadovsky, les entregara todo el dinero y las joyas que había en la vivienda, y que del producto del robo deberían pagarle tres meses de alquiler a Tejerina y dividir el resto entre ellos y la mujer, quien planearía regresar a Paraguay.
Rozada aseguró que no golpeó a Giobbi, sino su cómplice, a quien describió como más alto y robusto, porque él se dedicó a retirar el dinero de los cajones, que abrió con las llaves que le proporcionó la mujer, pero tras el careo con el delincuente los jueces destacaron "la firmeza asombrosa" y la seguridad de la mujer, que convenció de su inocencia también con la actitud que asumió en forma inmediata después del robo, para salvar a su marido de una muerte muy probable.
No obstante no haberle creído a Rozada, los jueces apuntaron que "aunque no hubiera producido las lesiones se sirvió de las mismas, porque la indefensión por reducción a golpes facilitó el desapoderamiento".
Al pronunciar su alegato el fiscal Enrique Sánchez Gavier consideró agravante que el imputado haya introducido en la causa una cuestión insidiosa para involucrar en un presunto pacto a la esposa del damnificado.