La gran pregunta en los círculos diplomáticos latinoamericanos de Washington DC es quiénes serán los encargados de la política hacia América Latina y el Caribe en el gobierno de Barack Obama. Hay por lo menos media docena de nombres que están en boca de todos.
El primero que sale a la luz en todas las conversaciones es el del gobernador de Nuevo México Bill Richardson, un mexicano-estadounidense que fue embajador ante Naciones Unidas y secretario de Energía y cuyo temprano apoyo a Obama fue importante para ayudar al presidente electo a conquistar el voto hispano.
Richardson y el ex candidato presidencial demócrata John Kerry son los principales aspirantes a la Secretaría de Estado, según me dijeron esta semana varias fuentes del equipo de transición de Obama. El senador republicano Richard Lugar, que también era mencionado para el puesto, tiene ahora más probabilidades de ser designado embajador especial para los países de la ex Unión Soviética o para temas de seguridad energética.
Los partidarios de Richardson mencionan sus extraordinarias credenciales y el hecho de que ya es hora de que se nombre el primer hispano en ese cargo. A su vez, los partidarios de Kerry citan las estrechas relaciones del ex candidato en el Congreso y el hecho de que -según ellos- sería más dado al trabajo en equipo.
Según una fuente bien ubicada en Washington DC, es probable que Obama fortalezca el cargo de asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, quien trabajaría con el vicepresidente electo Joe Biden y desempeñaría un rol más importante que el usual en la próxima administración. Si eso ocurriera, el ex embajador ante Naciones Unidas Richard Holbrook o el ex comandante de la OTAN Gen. James L. Jones podrían ser nombrados para ese cargo y Richardson podría ser designado secretario de Estado.
En cuanto a los asesores de Obama para Latinoamérica, los dos más importantes son Frank Sánchez, un ex funcionario de la Casa Blanca en el gobierno de Clinton, y Dan Restrepo, un joven abogado y ex funcionario del Congreso que encabezó el grupo asesor latinoamericano de la campaña del presidente electo.
Sánchez, ex residente de Miami, se graduó en la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard, fue funcionario de la oficina del enviado especial de las Américas y más tarde subsecretario de Transportes de Clinton. Fue uno de los primeros miembros de la campaña de Obama -se unió a ella en febrero del 2007- y una figura clave en la ofensiva del candidato para ganar el voto latino.
Sánchez, que habla español fluido, es mencionado como posible enviado especial a las Américas o para una subsecretaría del Departamento de Estado.
Restrepo, antes de encabezar el grupo asesor latinoamericano del mandatario electo, trabajó para el Centro para el Progreso Americano de director del equipo de transición de Obama, John Podesta, y suena como candidato a un cargo importante en el Departamento de Estado o en el Consejo de Seguridad Nacional. De padre colombiano y madre española, también habla fluidamente el español.
El segundo nivel de los asesores latinoamericanos de Obama incluye al ex jefe de la Subsecretaría Antidrogas del Departamento de Estado Robert S. Gelbard -quien también asesoró a la campaña sobre temas asiáticos y relacionados con los Balcanes-, al ex embajador estadounidense en México Jeffrey Davidow, al ex asesor latinoamericano del Consejo Nacional de Seguridad y ex asesor de la campaña de Hillary Clinton, Arturo Valenzuela, y a la ex jefa de la sección de intereses de Estados Unidos en Cuba, además de ex embajadora en Mali y Madagascar, Vicki Huddleston.
Otros asesores de Obama son el ex jefe de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado Pete Romero, el ex embajador estadounidense ante la Organización de Estados Americanos Luis Lauredo y el ex embajador en Chile, Gabriel Guerra Mondragon.
Mi opinión: aunque Latinoamérica no estará entre las prioridades de Obama cuando asuma la Presidencia el 20 de enero, no le quedará más remedio que dedicarle atención a la región de inmediato: el 17 de abril deberá asistir a la Cumbre de las Américas que se llevará a cabo en Trinidad y Tobago, donde los mandatarios del hemisferio esperarán que dé a conocer su agenda regional.
Richardson sería una buena selección para la Secretaría de Estado (no lo digo en gratitud a que haya escrito un comentario muy favorable para la solapa de mi último libro, porque lo hubiera apoyado de todas formas) y tanto Sánchez como Restrepo serían caras nuevas que podrían contribuir a reenergizar las relaciones hemisféricas.
La buena noticia es que casi todos los asesores latinoamericanos de Obama son centristas y casi todos conocen el terreno. Ésa es una buena noticia para Estados Unidos y también para Latinoamérica.
ANDRÉS OPPENHEIMER (*)
Especial para “Río Negro”
(*) Periodista argentino. Analista internacional. Miami.