WASHINGTON (Télam).- El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, rechazó ayer que la crisis financiera mundial implique un fracaso del libre mercado, dos días antes de recibir en Washington a gobernantes del G20, algunos de los cuales reclamarán regulaciones y controles firmes a los movimientos financieros.
Bush defendió las bases del capitalismo de libre mercado, aunque recogiendo reclamos internacionales, abogó por aumentar la regulación y dotar de mayor transparencia al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional (FMI), durante un discurso en el centro de estudios Manhattan Institute de Nueva York.
El G-20 se reunirá en Washington con el gobierno estadounidense debilitado, en plena transición, y con países de desarrollo reclamando un protagonismo mayor en la toma de decisiones y transparencia en el sistema global, según un despacho de la agencia Ansa.
Obama, sólo delegados
Bush, quien abandonará la Casa Blanca en nueve semanas, oficiará de anfitrión de la cumbre, mientras que su sucesor, Barack Obama, nombró como sus representantes a la ex secretaria de Estado Madeleine Albright y al ex diputado Jim Leach.
"Los líderes que se reunirán este fin de semana están de acuerdo en un propósito claro, afrontar la actual crisis y acordar las reformas fundamentales para ayudar a prevenir una crisis similar en el futuro", dijo Bush.
Pero luego de la mención a unos propósitos generales en común, el presidente pasó a mencionar diferencias, cuando expresó que "algunos" sostienen que la crisis tiene su origen "en la falta de regulación en Estados Unidos del mercado inmobiliario, pero muchos países europeos que tenían regulaciones mucho más estrictas experimentaron problemas casi idénticos a los nuestros".
Sostuvo que "el capitalismo de libre mercado es mucho más que una teoría económica. Es la locomotora de la movilidad social, el camino del sueño americano". Asimismo, expresó que "la mejor evidencia" de que el capitalismo de libre mercado funciona, es "compararlo con otros sistemas económicos".
En ese sentido, dijo que el capitalismo le permitió a Japón, "una isla con pocos recursos naturales, recuperarse de la guerra y convertirse en la segunda economía del mundo", y agregó que también permitió el desarrollo y despegue de Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y Taiwán.
"Mientras tanto, las naciones que apostaron a otros modelos han experimentado resultados devastadores. El comunismo soviético provocó la hambruna de millones, la quiebra de un imperio y la caída del Muro del Berlín", afirmó Bush, quien luego arremetió contra Cuba. Dijo que ese país, "una vez fue conocido por sus vastos campos de caña de azúcar" y "hoy está forzado a racionar el azúcar".
Bush opinó que "la respuesta no pasa por tratar de reinventar el sistema" capitalista, y señaló que se debe implementar una serie de reformas que doten a los mercados financieros de "mayor transparencia".
También aceptó que debe haber una mayor regulación de los mercados, aunque luego advirtió sobre los "excesos" de una intervención gubernamental.
Críticas al FMI
Bush expresó su acuerdo en reformar el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, en sintonía con reclamos de algunos gobiernos, que exigen un mayor rol en la toma de decisiones de ambos organismos.
Señaló que ambas instituciones "deberían reflejar mejor las realidades económicas de la economía global de hoy" y expresó su acuerdo en que sus directorios "deberían ser más representativos".
Los países que integran el G20 son los siete más desarrollados del mundo, Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Japón, Italia, Francia y Canadá, junto a China, India, Brasil, México, Argentina, Rusia, Sudáfrica, Arabia Saudita, Indonesia, Turquía, Corea del Sur, Australia y la Unión Europea. Holanda y España participarán también de la reunión.