Gran poder de fuego para el 2009. La media sanción en Diputados -por 162 votos contra 75 luego de un debate de alto voltaje- del proyecto de ley para pasar al Estado todas las jubilaciones llevó tranquilidad al gobierno, que venía aturdido por el traspié ante el campo por las retenciones móviles. A la vez, agigantó la desconfianza de sectores de la sociedad que protestan por lo que consideran una "confiscación" de sus ahorros y por el uso discrecional que vaya a hacer el kirchnerismo el año entrante de casi 100.000 millones de pesos provenientes de los que hoy son aportes de los afiliados a las AFJP.
No es usual que los políticos hagan un arrepentimiento público. Se diluyen en bloques caracterizados por la disciplina y la uniformidad. Por eso no es extraño observar, no bien se desempolvan los archivos (de los que se salvan muy pocos), que quienes antes defendían el esquema de seguridad social privado hoy se desvivan en denuestos y aboguen por desandar el camino y no respetar la libertad de opción que se presentó a la ciudadanía en el 2007.
También habría que demandar un mea culpa a la población en general, porque voluntaria y conscientemente debería tener la oportunidad de reconocer sus propios errores en aras de la salud nacional. Nadie debería hacerse el distraído: la convivencia está enrarecida y el resentimiento aflora por doquier. La clase media se la tiene "jurada" al matrimonio presidencial. Está harta de los malos tratos, pero también sabe que el surco donde transitan los adversarios a los K no es un lecho de rosas y resulta difícil que una alternativa florezca antes del 2011.
La administración de Cristina Fernández de Kirchner aprendió algo del conflicto por la 125, que aglutinó a multitudes rurales y de la ciudad y obligó a los legisladores de la oposición e incluso al vicepresidente Julio Cobos a unirse para lograr el repliegue transitorio de Néstor Kirchner.
En esta oportunidad, la decisión medular para terminar con las AFJP también nació en Olivos. Para disgusto del jefe de Gabinete, Sergio Massa, proclive a buscar consensos en lugar de actuar a las apuradas y a los pechazos, sorprendió a todos, incluso a los ministros. Pero inmediatamente, para sumar, se habilitó al jefe de la bancada justicialista, Agustín Rossi, a introducir los cambios planteados por socialistas, ex aristas, emepenistas, concertadores e independientes como Claudio Lozano.
El bloque que más se opuso fue el del PRO. El diputado Federico Pinedo llevó la voz cantante: señaló que es un ataque a la propiedad privada al que inevitablemente seguirán otros.
Radicales y peronistas que votaron en contra, al igual que los seguidores de "Lilita" Carrió, se pronunciaron filosóficamente por el sistema de reparto. Sin embargo, votaron por el "no" porque sospechan que los dineros que se transferirán a la Anses se utilizarán para que el kirchnerismo sobreviva en el 2009.
Carrió, en vigilia desde el Obelisco, y Felipe Solá, con un dictamen en minoría apoyado por los rionegrinos Julio Arriaga y Lorena Rossi, se plantaron en pos de ofrecerle una variante a la sociedad en las legislativas del año próximo. La dirigente de la Coalición Cívica volvió con sus mensajes apocalípticos: "Son los últimos actos de robo de este gobierno".
"Río Negro" dio cuenta de un cortocircuito entre Massa y Kirchner. "Si no me querés, me vuelvo a Tigre, donde tengo gran aceptación", expuso el jefe de Gabinete, cuando se enteró de que el pingüino, para "sacárselo de encima", lo está promoviendo como primer candidato a diputado nacional por Buenos Aires.
El amplio triunfo en Diputados, en la madrugada del jueves, limó las asperezas. Cristina laudó a favor de Massa. Ahora el proyecto avanzará en el Senado, que prevé darle fuerza de ley antes de que finalice noviembre. "La pelea será muy dura, pues detrás hay sectores muy poderosos y concentrados. Al final del túnel se consolidará la autoridad de la presidenta", auguró Miguel Pichetto, jefe de la bancada del Frente para la Victoria.
El gobierno, mientras tanto, prepara anuncios para mantener la iniciativa y contrarrestar el panorama recesivo que se avizora por la crisis financiera internacional. Hasta es posible que acepte algunos reclamos provinciales y revise el impuesto al cheque para coparticiparlo, siempre y cuando se destine a obras de infraestructura y no a gastos corrientes.
Una alta fuente de la Rosada desmintió a este diario que una vez liquidadas las AFJP se tenga pensado arremeter contra las Aseguradoras de Riesgo de Trabajo (ART), como difundieron dirigentes de la CGT de Hugo Moyano, inquietos por los rumores de despidos y suspensiones.
Arnaldo Paganetti
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