- Llegué a su libro vía un artículo publicado por "Estudios", la revista del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba. Su investigación me ratificó que más allá de liderar un gobierno que, como lo señala Celia Szuterman en su investigación, fue la suma de "lucha por supervivencia", ha pasado a la historia como una inmensa oportunidad que todos perdimos. ¿Qué fue Frondizi?
- Un estadista. Un hombre de mirada larga, nunca en el metro cuadrado que pisaba. Pasión por las ideas, por la argumentación, por el debate. Le encantaba escuchar, rodearse de visiones amplias, espíritus críticos? No fue ajeno a contradicciones, pero cuestionó a la Argentina de su tiempo, siempre planteándole alternativas.
- En algunos de sus escritos Frondizi recuerda a Heidegger en aquello que de cuestionar deviene la más alta figura del saber. Aquí me interesa mucho la relación Frondizi-Kennedy. Usted la estudió a fondo. ¿Cuál es el piso del que partió ese vínculo?
- Una mutua consideración intelectual que forjó una muy buena relación personal en un marco donde se asumieron con distintos puntos de vista sobre política internacional. Y los dos molestaron, a lobbies que terminarán presionándolos.
- Me interesa lo que hace al "caso cubano". Usted dice en su libro que Frondizi percibió, fundamentalmente en la segunda entrevista con Kennedy, la de diciembre del ´61 y en relación a qué hacer con la Revolución Cubana?
- ¿Percibió que Kennedy estaba condicionado en el manejo de entrevistas en las que eran inevitables definiciones de significación en su política exterior..?
- Sí. ¿Los condicionamientos venían de lo que Eisenhawuer, meses antes, en su último discurso como presidente había denunciado como los intereses del "complejo militar-industrial" de los EE. UU?
- Los condicionamientos venían de los "halcones", o sea del ala más dura que siempre ha estado de una manera u otra, con distintos grados de gravitación, en la formulación de la política exterior americana. Máxime en plena Guerra Fría. Desde los inicios mismos de su gobierno, Kennedy había sentido la presión de este sector. Había asumido -por caso y este tema ya ha sido muy rastrillado por la historia-, estando ya en marcha la decisión orquestada por la CIA y planos del Pentágono y del Departamento de Estado, invadir Cuba mediante el uso de anticastristas que estaban siendo entrenados en América: el famoso desembarco en Bahía de los Cochinos? Esa operación termina mal. En tres días de lucha, es rechazada.
- Cohesiona al castrismo.
- Lo cohesiona. Del poder que tienen los "halcones" en ese tiempo en al formulación de cuestiones de hecho en la política exterior americana habla un dato: Kennedy tuvo que aceptar la decisión de invadir. Si bien es un tema que aún hoy es blanco de investigación, está en claro que no pudo incidir en una dirección distinta a la marcada por los "halcones". En la segunda entrevista que mantienen, Frondizi detecta que Kennedy desconfía de muchos sectores del aparato de Estado de los EE. UU, una idea que venía incluso tomando cuerpo en la diplomacia argentina.
- Arthur Schelesinger, hombre del círculo de mayor confianza de Kennedy, dice en "Los mil días de Kennedy", que cuando la invasión comienza a ser derrotada por Cuba, "halcones" presionan sobre Kennedy para que intervengan directamente fuerzas americanas en favor de los anticastristas. Kennedy se niega. ¿Cómo reflexiona usted ese hecho?
- Ya está muy claro que esa decisión distancia a Kennedy de los "halcones", aumenta la desconfianza mutua. Una desconfianza que a los fines del encuentro Kennedy-Frondizi, se traduce incluso en cuestiones de manejo protocolar. En la segunda entrevista, Kennedy le da Frondizi una dirección particular para seguir manteniendo contacto vía cartas?
- ¿Y el caso del intérprete? Lo incluye como expresión del clima de sospechas en el que se desenvolvía Kennedy...
- ¡Una evidencia muy clara de ese clima! Incluso Oscar Camilión, un actor y testigo de primer rango en la política exterior de Frondizi, lo cuenta en sus memorias. Dice que antes de la reunión a solas, Kennedy le pregunta a Frondizi si tiene un traductor. Frondizi le dice que sí y entonces Kennedy decide que se van a manejar con el traductor argentino, que será Carlos Ortiz de Rosas. Llegado el momento, Kennedy hace retirar al traductor del Departamento de Estado y todo queda en manos de Ortiz de Rosas. Con los años, Ortiz de Rosas ha comentado que Frondizi sabía inglés, incluso que en esa reunión en más de un momento lo ayudó con términos de carácter fundamentalmente técnico.
- Roberto Alemann?
- Otro testigo de primer rango en las relaciones EE.UU.-Argentina de aquel tiempo...
- ...en "Recordando a Kennedy", desliza que para aquel diciembre del ´61, desde la perspectiva de Washington, la suerte de Cuba estaba echada. Había .que aislarla del concierto americano. ¿Ya no había más que hacer?
- Esa era la línea que ganaba espacio en Washington desde hacía tiempo. Y en dirección opuesta a esa línea se expresa Frondizi ante Kennedy. En mi libro digo que Frondizi llega al encuentro manteniendo los puntos de vista que había forjado durante todo ese tiempo: a) Estados Unidos es una realidad, pero Cuba con apoyo soviético, también lo es; b) se impone una negociación que no la puede hacer ningún político norteamericano; c) hay dos caminos para la negociación: a través de América Latina, con la asistencia de los grandes países de la región, o a través de la URSS.
- En una unidad de tiempo muy exigua, si se quiere, bajo la presión de la naturaleza que definía a la Guerra Fría, impresiona la visión que Frondizi tiene de la evolución del "caso cubano". Hay reflexiones suyas? por ejemplo cuando semanas antes de su entrevista con Kennedy, le dice a esa roca de la política exterior americana que fue Adlai Stevenson, que si Washington insiste en aislar a Cuba "terminará convirtiéndola en un portaaviones atómico".
- Premonitorio. Sucedió un año después cuando Moscú instala armas nucleares en la isla, lo cual deriva en la "crisis de los misiles". El esfuerzo de Frondizi en el "caso cubano" siempre estuvo destinado advertir con mucho tesón sobre las consecuencias de ese eventual aislamiento. Una advertencia formulada no sin contradicciones, si se la mira desde algún punto muy concreto, pero una política sustentable, razonable.
- Pero usted escribe que Frondizi procuraba conformar un bloque de estados sudamericanos que buscaran disociarse de la crisis cubana. ¿La palabra disociación no habla de desentenderse?
- No. Muy por el contrario: Frondizi tiene un accionar muy activo, pro-positivo, busca alternativas. Uso disociación en función de la postura de los Estados Unidos. En esta cuestión hay que ponderar dos realidades. Una: para Washington Cuba era una amenaza externa, con poco o nulo impacto en la política interna de los Estados Unidos. Dos: para América Latina, la Revolución Cubana tenía un impacto interno por las emociones? por las adhesiones que generaba Fidel Castro.
- En referencia al esfuerzo de Frondizi en este tema, no está solo. Lo acompañan Brasil, Méjico, que tenía a un estadista en el gobierno (López Mateos) y Chile (con un hombre de derecha: Arturo Alesandri). Sin embargo, él emerge siempre como el más activo a la hora de las gestiones. ¿Por qué?
- Primero me gustaría recordar algo: Argentina, más los países que usted nombró, más Bolivia y Ecuador, llegada la reunión de la OEA de Punta del Este, la última semana de enero del ´62, no votaron la expulsión de Cuba de la OEA, lo cual aquí irritó, puso feroces a la derecha y al poder militar? Comenzaba el final de la presidencia de Frondizi. Pero vamos a la pregunta: Frondizi era un hombre de gran formación intelectual; ya hablamos de esto. Y desde esa formación ejercía una gran seducción intelectual sobre sus pares. Era un hombre muy escuchado. Lo dicen los documentos del Departamento de Estado, de cancillerías extranjeras, de diplomáticos que lo conocieron. De ahí su rol en este tema.
- En cuanto a la entrevista Frondizi-Guevara -que tengo la impresión de que fue más social que otra cosa- usted habló de documentos, impresiones. Álvaro Alsogaray y Roberto Alemann son dos figuras importantes en el gobierno de Frondizi. Pero ambos ofrecen imágenes muy distintas cuando desde gobiernos extranjeros, se definen sus pensamientos. La imagen de Alsogaray es muy pobre, rústica. Es muy duro lo que dice de él, por caso, el Foreing Office ¿Qué opina de esto?
- Sí, sí, es así. Alsogaray es visto como un pensamiento con poco mundo, conservador, clavado en la adoración del mercado, dogmático. En cambio Alemann tiene mucho mundo, miradas más amplias, muchas relaciones, no está parado solo en su país?
Especialista en políticas públicas
María Luz Ezquerro es contadora, especializada en Europa en políticas públicas. Desde el interés por el estudio de la tomas de decisiones que implica el manejo de todo aparato de Estado, derivó hacia el estudio de la política internacional que la llevó a egresar del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba con la maestría en Relaciones Internacionales, donde ejerce a docencia. Tarea que también desempeña en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC.
CARLOS TORRENGO
carlostorrengo@hotmail.com