| ||
LA SEMANA EN SAN MARTÍN DE LOS ANDES: El piquete | ||
Tedio y bronca dominaron por igual a cientos de conductores, que el lunes y el miércoles quedaron varados en la ruta 234. Afiliados a ATE hicieron piquetes a la altura del puente del río Curruhué, y dejaron aislada a San Martín de los Andes por varias horas, en protesta por el convenio de trabajo firmado entre el gobierno y el gremio rival, la UPCN (luego abortado por la provincia). En la kilométrica fila tronaron aquellos que creen que es hora de decir basta a los cortes de ruta. Pero los defensores del piquete como forma de protesta, replican que los enojados con panza llena quieren más que libre tránsito, quieren silenciar la lucha social por vía de su criminalización. Algunas consideraciones: a los fines de esta nota y para diferenciarlo de otras movilizaciones más acotadas pero con iguales objetivos, el "piquete" es el bloqueo organizado y prolongado de una vía de comunicación terrestre, como modo de exteriorización de demandas sociales de cualquier tipo. Dicho esto, quizá no todos los que reclaman mano dura sepan que en la Argentina hay más de 4.000 personas con causas penales por participar de protestas callejeras. Desde los 90, con el desguace de las empresas públicas se instauró el piquete como una modalidad llamativa del derecho a peticionar. El estado se replegó de la noción de bienestar y perdió a jirones su sentido de autoridad, pero al mismo tiempo aumentó la acción judicial contra los piqueteros, pasando de imputar la obstrucción de vía pública a figuras más graves ligadas con la coacción. Pero sigue habiendo piquetes... Los teóricos no terminan de ponerse de acuerdo, pues mientras unos ven la norma, la violación de la norma y el castigo como una lectura lineal e inequívoca, otros hablan del contexto social y de una velada moral jurídica, construida para favorecer a los que tienen bienes que proteger a despecho de los que no tienen nada. Lo que no se dice es que el piquete ha mutado desde los 90. No todos son iguales. El original surgió como grito desesperado de personas empujadas al desempleo y la exclusión, y se hizo visible del modo más a mano que tienen los invisibles para hacerse notar: hostigando a quienes los ignoran. En ese contexto, los medios de comunicación son esenciales al piquete, porque la presión al poder no está en los cortes de ruta, sino en la buscada sensación de descontrol que se refleja en ellos, y que precipita la respuesta, ya sean palos o soluciones, so pena de admitir el gobierno su propio desgobierno. Entonces, así como sigue habiendo excluidos que cortan rutas y les importa un bledo el derecho de los demás, porque a ellos ningún derecho se les concede; hay otros que tienen bastante más pero igual van al piquete por el impacto de la protesta mediatizada, de la que son interesados abusadores. Lo hicieron muchos hombres y mujeres del campo, que podían estar legítimamente en desacuerdo con el gobierno pero no parecían ser lo que se dice marginados y excluidos, y en la semana que pasó lo hicieron aquí los estatales, que cobran su sueldo y tienen empleo seguro, pero castigan a toda la sociedad por una disputa sectorial y entre gremios. Ambos casos son muestras de exceso y abuso.
FERNANDO BRAVO rionegro@smandes.com.ar | ||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||