| | | | | | Click para ampliar | | Tras dos años de intensa campaña electoral, Obama quiere recuperar ahora, en algo, el tiempo con sus hijas. | | | WASHINGTON (DPA).- Si Barack Obama pensaba que después de ganar las elecciones iba a poder descansar, la realidad le está demostrando lo contrario: su vida como presidente electo es si cabe más ajetreada que la de un candidato en frenética campaña. Desde recibir su primer reporte de inteligencia hasta elegir su equipo, pasando por hablar con varios líderes mundiales e intentar cumplir una promesa familiar, su menú estuvo hasta ahora repleto de desafíos. Quizás por eso, el aún senador por Illinois comenzó cada día con una sesión en el gimnasio con la que prepararse mental y físicamente para una apretada agenda. Después de apenas dejarse ver en público desde su noche triunfal el martes, una de las primeras apariciones de Obama fue saliendo de su gimnasio llevando unos pantalones de deporte azules, zapatillas, lentes de sol, dos celulares y una gorra de su equipo favorito de beisbol, Chicago White Sox. Mientras la mayoría del país estaba aún celebrando la histórica llegada del primer negro a la Casa Blanca, el presidente electo buscaba formar rápidamente un equipo con el que afrontar un buen número de asuntos urgentes, especialmente una economía en crisis y guerras en Irak y Afganistán. "No subestimo la enormidad de la tarea que hay por delante", aseguró el viernes en su primera conferencia de prensa, centrada en las necesidades urgentes de la economía y diseñada para dar una imagen de presidente e inspirar confianza en los ciudadanos a los que liderará desde el 20 de enero. La escenificación fue cuidada: a su derecha estaba su vicepresidente, Joe Biden, y a su izquierda su jefe de Gabinete, Rahm Emanuel, cuya designación representó la primera gran decisión de Obama. Los republicanos argumentan que Rahm Emanuel, que está llamado a ser "los ojos y oídos del presidente", es incapaz de trabajar de manera bipartidista, lo que incumple la promesa de Barack Obama de gobernar desde el centro. Detrás de ellos se encontraban los miembros de su equipo económico, designados para ayudar al futuro presidente a poner los cimientos del plan de recuperación económica. No fue el único equipo que Barack Obama conformó estos días. John Podesta, antiguo jefe de Gabinete del presidente Clinton y otros dos asesores de confianza, fueron contratados para supervisar el proceso de transición desde la administración de George W. Bush. Al día siguiente, Obama probó su primer bocado de las enormes responsabilidades de la presidencia. Responsables de inteligencia se sentaron con él en Chicago para compartir algunos de los secretos más importantes del país. La sesión, conocida como "el Informe Presidencial Diario", que se convertirá en su primera obligación cada mañana en la Casa Blanca. Obama también agarró el teléfono para hablar con líderes de todo el mundo. Entre ellos se encontraron los presidentes de Canadá, Australia, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Israel, Japón, México, España y Corea del Sur. Muchos más enviaron cartas de felicitación, pero no todos obtuvieron respuesta. Uno de ellos fue el presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, cuyas aspiraciones nucleares representan uno de los mayores desafíos de su presidencia. Obama se comprometió a "revisar" la carta de Ahmadineyad, pero rechazó decir cuándo cumpliría la promesa electoral de establecer contactos con Teherán, igual que con Venezuela y Cuba. "Quiero tener mucho cuidado de enviar las señales correctas al mundo, aún no soy presidente y no lo seré hasta el 20 de enero", afirmó. Barack Obama también contactó a las otras cuatro personas en el mundo que pueden describir el trabajo al que se enfrenta en primera persona: los ex presidentes Jimmy Carter, George Bush padre, Clinton y el actual inquilino de la Casa Blanca, con el que además se reunirá el lunes. Con todas esas tareas ya eliminadas de la lista, Obama aún encontraba dificultades para cumplir una de sus primeras promesas como presidente: recompensar a sus hijas, Malia de 10 años y Sasha, de 7, con un perro por el tiempo que no pasó con ellas durante los casi dos años de campaña. AP | |