Sábado 08 de Noviembre de 2008 Edicion impresa pag. 10 > Regionales
Cómo es la casa señalada como centro de torturas
Está en Puente 83 y perteneció y Agua y Energía. El actual ocupante, sorprendido por el operativo judicial.

CIPOLLETTI (AC).- La "Casa del Tomero" o "La Casa del Agua", propiedad entonces de Agua y Energía Eléctrica y ubicada en el barrio Puente 83 de Fernández Oro, es la apuntada por una mujer de unos 55 años como centro clandestino de detención, tortura y exterminio, operada presumiblemente por un "grupo de tareas" de la Marina y de otros con base central en Bahía Blanca en la primera época de la dictadura.

La mujer habría estado secuestrada allí durante algunos días, y ratificó su denuncia durante un allanamiento que entre el 29 de septiembre y el 5 de octubre realizó el juez federal Guillermo Labate, en el contexto de las ramificaciones colaterales surgidas de la causa por el caso de "La Escuelita" que funcionaba en el Batallón de Ingenieros de Construcciones 181 de Neuquén.

Labate llegó al lugar junto a la secretaria del juzgado, Silvina Domínguez, y varios móviles y efectivos federales.

La "Casa del Tomero" o "Del Agua" no es de fácil acceso. Muy cerca hay una verdadera cascada, porque están las compuertas del canal de riuego que, cuando se van regulando, producen una caída que se escucha a muchos metros a la redonda.

Tampoco está en una chacra. Para llegar se deben transitar unos 2.000 metros -por un camino de desparejo ripio, con mucha tierra- desde la ruta Chica, pasando el puente que marca el límite entre Fernández Oro y Cipolletti, hacia el sur.

Para lograr su ubicación exacta hay que dejar atrás, en dirección a la ruta nacional 22, desde la ruta provincial 65, el destacamento de la policía, la escuela, la toma donde viven varias familias, lo que queda del deteriorado Club Hípico "Martín Fierro", luego enfrentar la caída de agua y las compuertas y, como instancia final, doblar por un precario puente.

Allí vive un hombre. "Mire, por lo que me acuerdo, la señora (la víctima denunciante) dijo que allí (en la casa) estaban los dormitorios (de los secuestrados) y allá (en una pequeña habitación externa) metían a más gente", contó el vecino ayer, ante la insistencia periodística.
Muy cerca, en lo que ahora es una canchita de fútbol, sobresalen a centímetros del piso los restos de lo que habría sido la carpeta de cemento y los primeros ladrillos de una edificación que supuestamente habría complementado el presunto centro de exterminio. La casa es relativamente precaria, aunque de ladrillo y material, firme, y el hombre vive con su familia, que incluye niños pequeños. "Llegué hace siete años y esto estaba destruido. Yo lo fui arreglando", comentó, y reconoció que nunca escuchó comentarios sobre la existencia de un lugar de detención ilegal. El actual tomero, Evaristo Zúñiga, también por entonces operario de Agua y Energía, vivió durante años en la casa apuntada por la víctima, desde 1978. "La verdad, jamás escuché nada sobre lo que usted pregunta", respondió ayer.

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