Julio Arden asegura que todavía el dolor por los golpes le cruzan el cuerpo, jura que identificó a varios de sus agresores y que no tiene miedo de regresar a las canchas. Arden tiene 45 años y alrededor de dos décadas ligado al arbitraje, pero nunca le había ocurrido lo del domingo 26 de octubre, cuando en la cancha de El Fortín entró una "patota", durante el partido entre el local y Santos, y lo molió a golpes.
El hecho de violencia, que no es una rareza en las canchas de la zona, toma un rumbo totalmente diferente al sumergirse en el informe del árbitro que ahora está en manos del Tribunal de Penas de la Liga Rionegrina.
En el escrito el juez de línea agredido acusa directamente al presidente del club oriundo de la ciudad de Pedro Luro, Omar Stefanelli, por "incitar a la violencia" y "abrir las puertas para que esos hinchas se metieran a la cancha". Arden sólo vio venir un par de puñetazos, después todo se volvió oscuro.
Sí escuchaba el insulto de varios dirigentes, que no contentos con ello mantuvieron la hostilidad por un buen rato. La terna arbitral debió esperar más de una hora para salir de la cancha. Las acusaciones de Arden no sólo están dirigidas a Stefanelli, también a un locutor de una radio del pueblo.
En realidad, la barbarie se desató antes del ingreso de la patota. Hasta el entretiempo del partido todo corría por los carriles normales en la cancha de El Fortín, porque el local ganaba 1-0 y en las tribunas no había más de 300 hinchas. Según contó Arden, durante el descanso "el locutor de la radio le dio ´manija´ a la gente en contra nuestra (de la terna arbitral) y cuando regresamos para reanudar al juego había como mil personas", recuerda.
Lo cierto es que el trámite del juego cambió, Santo puso las cosas 2-1 a su favor y todo explotó cuando, a falta de 10 minutos, el árbitro Gustavo Contreras expulsó a Alejandro López. El jugador "le pegó una trompada y el partido se tornó un caos".
"No sé cuánta gente me pegó, no sé cuantos golpes me dieron. Yo juego habitualmente al padel, pero no lo he vuelto a hacer, todavía no logro levantar bien los brazos", señaló Arden, a quien debieron suturarle una herida con cuatro puntos.
A contramano de lo que sucede muchas veces, la Asociación de Árbitros zonal y la liga Rionegrina tomó el toro por las astas. Los de negro en repudio a las agresiones que se sucedieron esa fecha (el otro hecho ocurrió 24 horas antes en San Antonio Oeste, cuando un hincha de Racing, que jugaba con Conesa en cuarta división, agredió al árbitro Carlos García), no impartieron justicia el fin de semana pasado.
Después de una reunión, los árbitros y los dirigentes decidieron ser inflexibles: el torneo se reanudará esta semana, pero antes se introdujo un artículo en el reglamento del torneo que penará con la expulsión de la competencia al club que protagonice hechos de esta envergadura.
Paralelamente el tribunal de penas sancionará económicamente al club involucrado y expulsará a jugadores que participen en algún hecho violento.
"Tenemos que trabajar entre todos para erradicar la violencia. Cada sector debe hacer su autocrítica puertas adentro. Lo que necesitamos es que los que estén al frente de los clubes se comporten como dirigentes, no como hinchas", señaló José Lamberti, titular de la entidad de Árbitros.
Arden es aún más lacónico: "Nosotros, en este oficio aceptamos como reglas del juego los insultos, los escupitajos e incluso que algún loco te quiera agredir, pero nunca que un dirigente sea el que abra la puerta para que te peguen, que sea el que propicie la agresión. Lo que buscamos es que todos los protagonistas tomen conciencia, que hay que darse cuenta que todos debemos bajar ´un cambio´. Somos seres humanos, podemos fallar. La gente no puede esperar al domingo para ir a descargarse. Eso se tiene que terminar."
Alberto Beacon aclara que la violencia no es un flagelo exclusivo de la liga que preside y menos algo "recurrente", algo que es cierto. También insiste con la idea de que "el problema es cultural" y que la Rionegrina "no tiene muchos antecedentes de este tipo". "Lo que buscamos con estas nuevas medidas es que los dirigentes de los clubes, los jugadores y los hinchas se den cuenta que este es un torneo amateur, no una guerra", aclaró (S.B/C.M).