ROCA (AR).- Las aguas están divididas y las acusaciones cruzadas entre el personal que prestaba servicios en la muralla y el que lo hacía en el interior del Establecimiento de Ejecución Penal 2, ya son moneda corriente en el juzgado a cargo de Rubén Norry.
Es que a medida que pasan los días, el caso por el crimen de Pablo Torres va tomando distintos caminos, según confiaron fuentes de tribunales. Por un lado, el primer grupo de policías detenidos, tras conocerse del deceso del condenado por el crimen del comerciante cipoleño Ricardo Suriani, responsabilizó a sus colegas que estaban en el área interna (puntualmente en el sector de requisa), y que resultaron ser los últimos seis apresados en la causa.
Ayer Norry comenzó a evaluar el desempeño de los once detenidos en la brutal golpiza que recibió Torres el mes pasado y que le provocó la muerte como consecuencia de las severas lesiones. El magistrado tendrá tiempo hasta el martes para decidir si siguen o no tras las rejas los primeros cinco detenidos en el caso, quienes ya habían clamado su inocencia.
El martes también comenzarán las indagatorias para los otros seis acusados quienes comenzarán a desfilar frente al juez que investiga la causa y que ya sumó un importante número de testimonios de las personas que esa noche pudieron presenciar la agresión contra los dos reclusos.
Ayer volvió a circular un fuerte rumor en torno a la detención de otros dos efectivos pero anoche esta información no había sido confirmada por las fuentes judiciales consultadas.