Las mamas son órganos accesibles, lo que facilita el autoconocimiento. Sin embargo no son habitualmente controladas por la mujer, quien esta expuesta a sufrir un cáncer de mama, con diferentes niveles de riesgo.

El diagnóstico temprano permite realizar una terapéutica menos agresiva, con menos morbilidad o daño y con mucho mejor pronóstico en la sobrevida.

A pesar de los adelantos científicos de los últimos años, se siguen diagnosticando casos muy avanzados que requieren una terapéutica agresiva que deja lesiones, como la pérdida de un órgano con un futuro más incierto para el paciente. Pero ¿cómo se evita llegar a un estadio avanzado?

a) Conociendo los factores de riesgo de cada uno: a mayor riesgo mejor debe ser el control.

b) Mediante el control periódico: el médico examinará y solicitará los estudios pertinentes (mamografía, ecografía, etc.) en tiempos variables según edad, factores de riesgo y características de cada paciente.

Se recomienda la mamografía a partir de los 35 años (patrón mamográfico) en mujeres con riesgo aumentado. La misma permite, en el futuro, la comparación con nuevos estudios para determinar cambios o modificaciones. Sin embargo los controles mamográficos periódicos anuales se indican a partir de los 40 años, variando según la evaluación de cada facultativo.

En algunos centros esta indicación, por razones económicas, se efectúa después de esa edad. Es el método ideal para realizar el diagnóstico temprano del cáncer de mama con todos los beneficios que ello trae. Normalmente es indoloro.

Solo exige entre 15 y 20 minutos para su realización. Se efectúan un mínimo de dos mamografías de cada seno en diferentes posiciones.

El especialista determina la necesidad o no de realizar otras mamografías más específicas: focalizadas o ampliadas que son tan inocuas como las anteriores. El buen uso de la mamografía realizada con aparatos modernos ha permitido disminuir mas de un 50% la tasa de mortalidad por cáncer de mama.

La ecografía mamaria consiste en la utilización del sonido como método de diagnóstico. Es un método inocuo y puede repetirse sin consecuencias para la paciente.

En la mujer adulta, se utiliza como elemento de diagnóstico complementario de la mamografía.