BUENOS AIRES (ABA).- Desde que se instaló nuevamente en Buenos Aires, tras su quinquenio como embajador en los Estados Unidos, diferentes empresarios tomaron a José Octavio Bordón como consultor permanente, para tratar de desentrañar los alcances de la crisis global financiera.
El mendocino, candidato a presidente de la Nación en 1995, tomó distancia de las últimas medidas del gobierno y recordó que le había aconsejado a Néstor Kirchner que en el 2007 fuera por la reelección, desechando la opción Cristina.
-¿Cómo vio la crisis internacional financiera en su génesis desde los EE. UU.?
-En primera instancia se trató de la explosión razonable de una burbuja financiera inmobiliaria muy especulativa, que afectó la transparencia del mercado y la economía real. Cuando el poder quiso actuar, la desconfianza entre los bancos profundizó la crisis. Hay quienes dicen que se complicó todo por la actitud que tomó la Casa Blanca, ante el salvataje de Lehman Brothers. El tema de fondo es, cuando baje la marea, apreciar cómo afectará esto en la economía de todos los días, de la producción de bienes y servicios, que tiene que ver con la inversión y el consumo. Esta crisis va a golpear a los sectores de menores recursos.
-La presidenta habló de un cambio de paradigma y otros se atrevieron a augurar el fin del capitalismo. ¿Coincide?
-Todo esto está exigiendo un cambio importante de paradigma. Hay que terminar de entender que en una economía de mercado debe existir una distribución equilibrada. Esto no significa la caída del capitalismo, como pregonan algunos, ni que todo el poder se vaya a trasladar a China. La visión de algunos líderes de países emergentes es simplificadora: Estados unidos no es el dueño del mundo sino un país muy poderoso con el cual hay que negociar. Lo que va a acontecer es un reordenamiento de un mayor multilateralismo en la decisiones y, sin lugar a dudas, China e India van a jugar un rol más protagónico.
-¿Cómo evalúa la relación futura con respecto a la elección de un nuevo presidente norteamericano?
-Es un error. Sostener que en Estados Unidos están pensando todo el tiempo en nosotros es un error. No somos una prioridad. Darse cuenta de esto evita sobreactuaciones pesimistas u optimistas.
-¿Cómo nos ven?
-Afuera nos ven como una nación simpática que es muy agradable para el turismo. Admiran nuestros vinos, nuestra carne y las mujeres hermosas. Les cuesta, en cambio, entender nuestra idiosincrasia y cómo dilapidamos credibilidad internacional. Veníamos bien hasta el gobierno de Néstor, después se tomaron medidas incorrectas. La idea de una responsabilidad fiscal junto con otras variables del modelo se han descuidado en este ultimo año y medio, ya no hay estrategia y falta diálogo.
El escándalo de la valija
-¿Dañó mucho la relación el caso de la valija de Antonini Wilson?
-Ante un hecho lamentable tuvimos una reacción impropia. Como embajador me daba cuenta que los norteamericanos estaban muy interesados en mejorar la relación bilateral. No digo que el gobierno debió aceptar mansamente que se dijera que esa valija era para la campaña, sino que con una conversación por las vías diplomáticas se hubieran evitados escaladas de agresiones. Es indudable que se trata de un episodio de corrupción grave y debe profundizarse la investigación, sin esperar el resultado de Miami. No tiene fundamento pensar que la plata venía para la campaña de Cristina, ya que hay otras maneras menos riesgosas de enviar aportes. Hay intereses radicados en Miami en aprovechar esto para dañar a Chávez. De todas formas, es un hecho de corrupción por el que el gobierno argentino tiene su responsabilidad ya que el dinero vino en un avión que contrató un funcionario y donde se descubrió la plata fue en Ezeiza. Deben hacer un esfuerzo para que se aclare todo ya que esta salpicando la credibilidad de la actual administración.
-¿Entendieron sus contactos en Washington la rareza de que un marido le pase el mando a su esposa?
-Siempre pensé que debió ser Néstor el que fuera a la reelección y evitar juegos de poder enrarecidos, donde terminó siendo su mujer a dedo. No le quito méritos a Cristina para haber llegado hasta la cima. Cuando me lo preguntaban, yo decía que estaba habilitada por la Constitución. Además lo que le tocó no fue nada fácil, ya que ni bien arrancó vino lo de la valija, el campo y ahora la crisis internacional.
HORACIO CARIDE
