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El rumbo | ||
Más allá de la voluntad política de los protagonistas, la realidad se empeña en imponer un rumbo a los acontecimientos que guarda relación con el actual contexto social y económico de la provincia y del país. Esto tiene mucho que ver con el derrumbe de ciertos paradigmas -que en Neuquén encarnó como farsa el sobischismo- y con la irrupción de nuevas formas de resolución de los conflictos, más proclives a la búsqueda de acuerdos que a las soluciones drásticas o providenciales. Es lo que pasa con el grave problema de la vivienda, una realidad explosiva que es el resultado de años de parálisis e indiferencia por parte de los gobiernos anteriores, y que ahora amenaza a cada rato con encender la mecha de la disputa social. Esta semana, provincia y municipalidad acordaron un principio de solución para la toma de Confluencia Rural, a partir de la decisión de entregar una cantidad de lotes del predio tomado a las familias involucradas, y la promesa de reubicar a las restantes en terrenos de la zona. A pesar de la razón que les asiste a las organizaciones empresariales y colegios profesionales que salieron con una solicitada a protestar contra la "tolerancia" oficial para con las tomas de tierras, los cortes de rutas y las protestas violentas, a menudo resulta muy arduo encauzar pura y exclusivamente con los mecanismos que marca la ley la multiplicidad de demandas sociales acumuladas durante años de políticas equivocadas y desaprensivas. El problema de las tomas, por caso, se podría solucionar a través de la fuerza pública, si no fuera porque quienes demandan no son un puñado aislado dentro de una sociedad que cuenta con respuestas efectivas a sus problemas, sino una legión compuesta por decenas de miles de personas, que van desde indigentes de solemnidad hasta empleados esforzados que no alcanzan a pagar el alquiler con sus salarios. Si en algo no se equivocan los autores de la solicitada es en señalar que es el Estado el responsable de restablecer el orden y la convivencia social. Claro que, el rescate bien entendido de esos valores debe empezar por las causas y no por los efectos. Ya se sabe lo que pasa cuando en lugar de enfrentar la realidad se barre la tierra debajo de la alfombra o, peor aún, se la pretende encauzar con el mero expediente de la violencia. Esta semana fue el municipio el que se adelantó a ofrecer una salida para el tema de la vivienda. Sapag ya había anunciado su intención de utilizar parte de los fondos extraordinarios obtenidos con la prórroga de los contratos petroleros para solucionar ese grave problema. Pero Farizano le ganó de mano: el intendente anunció su disposición a destinar la mitad de los fondos que le tocarán a su municipio por ese concepto -alrededor de 14 millones de pesos- a loteos sociales que contribuyan a paliar la grave crisis habitacional que aqueja a la principal ciudad de la provincia. Se trata de unos mil lotes, que serán emparejados y mensurados, y a los que se dotará de todos los servicios, cuyo valor promedio alcanzará los 16 ó 17 mil pesos. La decisión puede contribuir al relanzamiento de una gestión municipal que hasta ahora se ha revelado opaca y carente de un verdadero leitmotiv más allá del discurso empeñado en ensalzar el "pluralismo" y la "participación". De esta manera, Farizano parece haber inclinado la balanza hacia la izquierda de la coalición heterogénea que lo llevó hasta el gobierno municipal. Es probable que de esta forma el intendente tome un rumbo que lo aleje de los sectores medios y altos que también lo beneficiaron con su voto y aguardan la ejecución de políticas más afines a sus expectativas. Pero en todo caso de lo único de lo que no se habrá de arrepentir es de haber tomado un rumbo concreto. Mientras en el tema de la vivienda empieza a haber signos de que las autoridades provinciales y municipales han decidido tomar el toro por las astas, en el plano de las reivindicaciones gremiales crecen los conflictos. Es paradójico, pero un gobierno que invirtió tanto por adelantado en el mantenimiento de la "paz social", arriesga terminar el año en medio de un huracán. Los docentes decidieron un nuevo paro por 24 horas y los estatales ya lanzaron otro por 72 y anunciaron que se largarán a cortar las rutas. El gobierno ya explicó que no cuenta con recursos para nuevos aumentos e, inclusive, se atajó insinuando que no tiene los fondos necesarios para pagar los aguinaldos. Pero los gremios responden a su propia naturaleza y en un contexto inflacionario como el actual no podrían deponer los reclamos salariales aunque a la larga estuvieran cavando su propia fosa. Para colmo de males el gobierno lanzó, en el momento menos oportuno, el nuevo convenio colectivo firmado con UPCN, que ATE rechaza por considerar que avanza con criterios que son una rémora de las políticas de flexibilización laboral impuestas en los ´90. No obstante, fuentes del gobierno confiaron que van a encarar en los próximos días la modificación de los aspectos más controvertidos del convenio en la mesa paritaria, cuestión de eliminar un tema que ha tenido la rara virtud de avivar la disputa como la nafta sobre el fuego. Por otro lado, en el gobierno estudian la posibilidad de otorgar algún tipo de mejora a estatales y docentes que no sea estrictamente un aumento salarial. Aunque el gobernador aún no ha dado el visto bueno y no faltan en el gabinete quienes se oponen a una alternativa de esta naturaleza, se baraja la posibilidad de dar por única vez una suma fija ligada al medio aguinaldo. Algo que, aseguran, también evalúa el gobierno nacional. El de la conflictividad gremial y social no es el único horizonte tormentoso que se cierne como una amenaza sobre el gobierno. La interna para renovar autoridades del MPN, prevista para el año próximo, es un desafío que Sapag no puede eludir. Mientras su gobierno se deja atrapar por el cúmulo de conflictos no resueltos, Sobisch prepara un multitudinario lanzamiento de su candidatura para el próximo 29 en Zapala. En verdad, para Sapag se trata de una jugada obligada: no puede no dar batalla ni tampoco perder, de lo contrario ya no podrá gobernar. Pero elegir la figura capaz de derrotar a Jorge Sobisch no es tarea fácil. Hasta ahora, de los nombres en danza en el sapagismo -Luz Sapag, Guillermo Pereyra, "Pipe" Sapag- ninguno asegura una posibilidad de triunfo consistente sobre el ex gobernador. Por eso, en la carpa chica del sapagismo manejan algunas figuras alternativas, como la de la propia vicegobernadora, Ana Pechen, el ministro de Gobierno Jorge Tobares o el presidente del bloque oficialista, José "Pino" Russo. En todos los casos se trata de gente que ha ganado cierto prestigio durante los primeros 11 meses de gobierno. Sin embargo, todos coinciden en que una cosa es segura: no hay garantía de llegar hasta el final si el propio Sapag no se pone la campaña al hombro. ¿O acaso debería ser él mismo quien jugara la partida?
HÉCTOR MAURIÑO | ||
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