SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Martín Andrés Filipit, el joven estudiante accidentado el jueves en la picada de Laguna Negra continuaba en estado desesperante y era atendido en la sala de terapia intensiva del hospital local. Desde el centro de salud se informó que el estudiante continuaba en coma, estaba asistido por un respirador artificial y monitoreado por el cuerpo médico del establecimiento.
Filipit se accidentó el día jueves hacia las 21, cuando caminaba en un sector peligroso del Parque Nacional Nahuel Huapi. Formaba parte de un viaje de egresados del colegio Nuestra Señora de los Remedios, ubicado en la calle Ameghino 1.441, de Parque Avellaneda, de Buenos Aires. Es un colegio religioso y es frecuente que sus estudiantes hagan actividades en la naturaleza. El grupo, 15 alumnos y dos profesores, se aloja en el hospedaje Las Moiras. Llamativamente se negó al diálogo con la prensa. Según se informó desde el establecimiento, habían reservado el lugar hasta el lunes 3 de noviembre. El grupo de rescate que subió a socorrer a Filipit estaba integrado por brigadistas del grupo Incendios, Comunicaciones y Emergencias (ICE) del Parque Nacional Nahuel Huapi (PNNH) y de expertos de la Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche (CAX). Varios de los rescatistas expresaron su malestar por la forma en que el grupo concurrió a la montaña. La mayoría de los jóvenes no tenía el equipo adecuado para la excursión, iba en zapatillas, jean y vestimenta de ciudad. Sí llevaban bolsas de dormir, ya que pernoctarían en el refugio.
Los socorristas evaluaron que el grupo subió en forma desordenada y por ello se separaron durante el trayecto. Los docentes acompañaban a los más lentos. En la zona de nieve el primer grupo equivocó el camino. Desde el lugar conocido como El Caracol subió en línea recta hacia el col (un bajo entre dos cumbres de un filo) entre los cerros Marino y Manolo. Percatados del error intentaron descender y allí Filipit se desbarrancó. Es un joven de 1.90 metro y alrededor de 110 kilos. Por ello se dificultó su traslado. Comenzaba a oscurecer y una pareja de jóvenes debió pasar la noche a la intemperie, en el col entre ambas cumbres. Otros concurrieron al refugio y algunos se quedaron junto al herido. Al día siguiente un grupo de socorristas ayudó a descender a los jóvenes que pasaron la noche en el col, por un lugar de fuerte pendiente y con mucha nieve. Aseguraron que no hubo más accidentados "porque Dios es grande".