SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El accidente que sufrió un menor al lastimarse un ojo con el protector de hierro de un árbol plantado en una vereda le costará a la comuna más de 100 mil pesos, y otro tanto al frentista, porque el fallo condeno a ambos en forma solidaria
El damnificado recibirá algo más de 135 mil pesos como indemnización por daños y perjuicios, pero los demandados deberán abonar en conjunto casi 200 mil pesos, que incluye los honorarios de abogados y peritos intervinientes.
La causa tuvo su origen a las 7 del 22 de marzo de 2003 cuando el damnificado caminaba por la vereda norte de la calle Moreno junto a un hermano y un amigo, y al llegar frente al número 76 de esa calle giró la cabeza e involuntariamente se incrustó en su ojo izquierdo una punta del elemento metálico de hierro torsionado que integraba el corralito que protegía un árbol. El menor fue trasladado al hospital por sus acompañantes, y luego de una intervención quirúrgica reparadora debieron tratarle una catarata traumática como consecuencia de la herida, implantarle una lente intraocular, y tratarlo por una sospecha de infección que evolucionó favorablemente.
La madre del menor demandó al Municipio y al frentista, pero ambos trataron de desvincularse de responsabilidad por el accidente. El abogado del frentista sostuvo que su representado no era propietario del protector del árbol y alegó que la culpa era de la víctima, porque el elemento no generaba un riesgo por sí mismo, y era necesaria una actividad o hecho del accidentado.
La abogada del Municipio también culpó a la víctima por el accidente, impugnó el monto reclamado -originalmente de 94 mil pesos- y negó los hechos invocados por la demandante.
Al adjudicar responsabilidades por el daño ocasionado al menor el juez Jorge Serra argumentó que "más allá de la responsabilidad que puede corresponder a los frentistas, la Municipalidad resulta ser la propietaria de las aceras -que son de dominio público- y en consecuencia guarda para sí el ejercicio del poder de policía".
También consideró innecesario y eventualmente peligroso el elemento que ocasionó el daño "cuyas características parecieran ser desproporcionadas con el fin perseguido". Al respecto, vale señalar que luego de una profusa campaña de forestación urbana los únicos árboles que sobrevivieron en la zona céntrica son los muy protegidos, y que tanto el elemento que ocasionó la lesión al menor como muchos otros de características similares siguen poblando las veredas. Esa circunstancia también fue criticada por el juez Serra.