ROCA (AR).- La Justicia avanza en la investigación del crimen de Pablo Torres con una convicción sobre la responsabilidad de los cuatro detenidos hasta el momento: a pesar de la posible participación de más uniformados en la represión, entre ellos está el autor de la brutal patada en la cabeza que condujo al interno directo a la muerte.
El golpe fue de tal violencia que además de un traumatismo de cráneo le produjo al joven de 28 años la pérdida de varias piezas dentarias y la "explosión" de uno de sus ojos.
Con respecto a la sucesión de hechos, los investigadores tienen por ahora una cosa "muy en claro": Torres fue reducido el lunes por la noche en el patio interno del penal y después entró a la zona de requisas "caminando y hablando". Así lo dijo una fuente judicial consultada por este diario.
En el relato, varios de los uniformados contaron que la víctima -al igual que su compañero en el intento de fuga, José Yañez- fueron reducidos en el exterior de la zona de pabellones y luego fueron trasladados en un móvil hasta uno de los muros perimetrales y los hicieron entrar nuevamente por el acceso principal al penal, que se encuentra ubicado sobre calle Maipú, en la zona norte de Roca.
Cuando ya estaban en una pequeña habitación donde habitualmente se efectúan las requisas, un cabo de la policía rionegrina se habría desprendido del grupo de efectivos que estaba llevando adelante las actuaciones y habría arrojado la mortal patada contra el recluso.
"Estaba esposado y tenía el rostro apoyado en el piso. Fue tan violento el golpe que no solamente le provocó el traumatismo de cráneo sino que le arrancó varios dientes y le provocó la explosión de uno de sus ojos", dijo la fuente consultada ayer por este diario.
Los testimonios de los testigos son coincidentes en ese aspecto, lo cual complicaría la situación procesal del cabo de la policía rionegrina (adscripto al Servicio Penitenciario Provincial). También se intentará determinar cuál fue el rol que tuvieron los otros uniformados que se encuentran tras las rejas.
Al margen de esto, la Justicia también quiere saber el nombre del resto de los uniformados que participaron de la golpiza (podrían haber sido hasta 20). No obstante, poco y nada se avanzó en las últimas declaraciones aportadas por algunos uniformados. La mayoría no quiere brindar mayores detalles sobre sus colegas y tampoco quieren comentar si las violentas escenas fueron presenciadas por efectivos de mayor rango que nada hicieron para impedir la brutal golpiza.
En tanto, el juez Rubén Norry recibió ayer de la fiscal Ana Benito la causa, por lo que comenzó a estudiar en detalle cada unas de las diligencias realizadas. Por eso se pospuso hasta hoy la indagatoria de los cuatro imputados, quienes serán trasladados a tribunales a primera hora.