SIERRA GRANDE (ASG).- Los pasos lentos y las palmas sin parar bastaron en la noche del sábado para ratificar en una nueva marcha que la sociedad de Sierra Grande reclama justicia y el pronto esclarecimiento del doble crimen. Pasó un mes desde aquel fatídico 25 de setiembre cuando Plinio Miglio Padilla, de 71 años, y su esposa Lucia Rodríguez, de 68, fueron asesinados a sangre fría atrás del mostrador de su despensa "Las Dos Rotondas".
La mujer murió en el acto y el hombre, mientras era trasladado a Viedma. Cada uno tenía dos disparos en la cabeza y el tórax. Desde ese día la población reclama a gritos que el caso se esclarezca.
El sábado por la noche unas 400 personas marcharon una vez más por las principales arterias céntricas de la ciudad minera. Esta vez -como ocurrió en la primera autoconvocatoria tras el crimen- los vecinos con un incansable golpe de palmas y al grito de "justicia" se detuvieron unos minutos frente a la comisaría 13º para pedir a las autoridades policiales la resolución del caso.
La quinta marcha no fue en soledad, porque junto a los familiares de Plinio y Lucia marcharon Gustavo Melmann, padre de Natalia Melmann -asesinada en 2001 en Miramar-, y además miembros del Programa Nacional Antiimpunidad junto a Oscar Meilán, referente del Comité Antiimpunidad de Viedma.
Se plegaron también a la convocatoria Julieta Vinaya, madre de Atahualpa Martínez, asesinado hace 4 meses en Viedma, y Guido González, hermano de María Emilia y Paula González y amigo de Verónica Villar, asesinadas en el triple crimen de Cipolletti. Los casos impunes ocurridos a vecinos de Sierra Grande tampoco quedaron afuera. Familiares de Rafael Ferreira, asesinado hace 11 años, marcharon con sus pancartas y también lo hicieron familiares de Hernán Loaiza.