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Ëxitos efímeros y duraderos | ||
La duda es grande. El planteo apunta a saber cuánto de efímero puede ser un éxito conseguido a partir de un reality. Esta fue la pregunta que hicieron varios lectores de esta columna, que sintieron mucho ruido por el éxito de Jonatan Lillo en Coronados de Gloria y temen que su futuro tenga muchas cosas en común con Claudio Basso. Y no me atrevería a comparar a uno con otro, pero creo que si el éxito del joven de Picún Leufú se construye con paciencia, tiene un futuro sólido. Es que el reality, palabra que poco me gusta pero no encuentro mejor definición, fue apenas el primer escalón para alguien que hasta aquí lo máximo que había cobrado por una presentación eran 200 pesos. Jonatan seguramente será moldeado según sea el objetivo de quienes firmaron contrato con él, pero su base es mucho más que un contrato, su voz es su capital absolutamente intocable, nadie puede con eso y si superada la instancia de las obligaciones contractuales del reality mantiene su humildad y pule cada detalle, sabrá que consiguió instalarse en un lugar de privilegio. Y digo instalarse porque los grandes del folclore, los famosos, no son famosos de un año para otro, les llevó años llegar al primer plano y mucho más mantenerse en los lugares de privilegio. Los Nocheros, famosos jóvenes por llamarlos de algún modo, remaron una pila de años para llegar al segmento de los elegidos y hoy, con cambios incluidos, pelean por el lugar en cada temporada. Claro, llegar, instalarse, implica conseguir espacios, pero también genera obligaciones. No creo que el caso de Jonatan sea el de los éxitos efímeros, sí en cambio, lo de Basso era más previsible porque su género musical nunca fue tan nítido y en su rubro la competencia no es sólo local, sino también internacional. Cantantes latinos hay miles, imitadores hay millones y en ese concierto es que su figura apenas alcanzó la fama fugaz. Jonatan compite en un género que tiene muchos exponentes locales, pero no tantos de calidad como uno podría imaginar. En este imaginario esquema, imagino que Jonatan y si futuro son mucho más que los tres años de contrato que firmó con el sello y no podría medir hasta dónde llegará, pero no tengo dudas que será lejos. No habría que dejar de lado, aunque no ganó esta competencia a Marianella Frangella, de Bariloche, que no tiene el mismo contrato, pero pudo hacerse oir por un país entero y generar expresiones de agrado. Tiene buen capital, tiene solidez y sobre todo, tiempo para corregir lo que sea necesario, pero también su futuro tiene signos alentadores. No todos los realitys son mala palabra ni todos los que ganan están condenados al éxito circunstancial, la cuestión es no creer que alcanzar ese peldaño es alcanzar la fama eterna ni mucho menos implica dormir en los laureles, al contrario, genera nuevas y mayores obligaciones, más exposición y miles de oídos que se preguntan quién es el portador de la voz que se asoma. Creo que Jonatan y Marianella dieron el salto que para el grueso de los que sueñan con llegar no está al alcance, pero lo que viene es sin duda una competencia mucho más dura, cargada de observadores anónimos que dirán todo el tiempo si la música que escuchan les gusta o no, porque en definitiva, los famosos cantan para los anónimos todo el tiempo. | ||
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