Domingo 26 de Octubre de 2008 Edicion impresa pag. 22 > panorama neuquino
Fin de año agitado
Los gremios estatales decidieron profundizar las medidas de fuerza para conseguir aumentos de sueldo. El gobierno de Sapag busca alternativas para llegar hasta fin de diciembre. Espera que en el verano haya calma.

Bueno, me parece muy bien", expresó Jorge Sapag cuando en Aluminé le preguntaron por el nuevo paro que organizaron los docentes para esta semana en el contexto de un nuevo reclamo salarial.

Por supuesto que Sapag no celebra la nueva huelga de 48 horas de los docentes neuquinos. En la misma respuesta agregó que se trata de una decisión "triste" y "lamentable"; además destacó que se vienen los descuentos porque "no existe la huelga gratuita".

El gobierno y la dirigencia de los gremios que agrupan a estatales y docentes tuvieron hasta aquí una convivencia llevadera. No hubo aplausos de los sindicalistas hacia la gestión de Sapag, pero tampoco le arrojaron cascotazos. La relación transitó por el carril de la tolerancia, aunque, cuando fue necesario, apareció el dinero para recomponer los sueldos, lo que permitió descomprimir los focos de conflicto.

En el nuevo escenario de crisis esta fórmula no se aplicará, al menos eso dijeron funcionarios de la primera línea del gobierno.

En este contexto, Sapag sigue endureciendo el discurso y la dirigencia sindical las medidas de fuerza. Los estatales de ATE ya amenazaron con cortar rutas además de hacer paro si no hay recomposición salarial y si el gobierno no rompe su alianza con el otro sindicato del ramo, UPCN, una organización que fue socia política de Jorge Sobisch y que suele moverse al ritmo que marca el poder de turno.

Los docentes también avanzaron con una estrategia de mayor confrontación y fijaron un calendario de paros para esta semana y para la próxima.

En el gobierno observan que la rigidez de los sindicatos no se detendrá, pero están dispuestos a enfrentar este clima adverso hasta fin de año. Luego llegarán las vacaciones y el verano diluirá las tensiones, al menos hasta febrero, especulan en el oficialismo.

El conflicto que puede multiplicar con mayor facilidad el malhumor en la sociedad es el de los maestros, pero el ciclo lectivo está por concluir. Por tal razón, en la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén (ATEN) saben que existe, en lo inmediato, un margen reducido para presionar al gobierno.

Sapag está pensando en lo opuesto a lo que reclaman los estatales: quieren achicar el gasto de aquí a diciembre en cien millones de pesos, según anticipó a este diario la ministra de Hacienda, Esther Ruiz, a principios de semana.

La funcionaria describió un panorama de crisis: reconoció que se aplican medidas de restricción de gastos y que ya se prioriza el uso de fondos para pagar sueldos. En esa elección, los proveedores del Estado quedan al final del mostrador.

El escenario financiero cambiará con la inyección de recursos que llegará al tesoro, producto de la renovación de los contratos petroleros. Pero esos pagos se harán en cuotas y, en principio, no serán utilizados para gastos de funcionamiento, según prometió Sapag en reiteradas ocasiones.

Para enfrentar el recalentamiento del conflicto social, el gobierno apelará a una estrategia discursiva de inflexión pero no romperá puentes con los sindicatos. Dinero no habrá en lo inmediato pero es posible que, para los docentes, por ejemplo, se resuelva, en el transcurso del próximo año, alguna compensación por afuera del salario, atendiendo un antiguo reclamo del sector, dijeron fuentes oficiales.

Para intentar frenar la demanda de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), habrá predisposición a escuchar los planteos contrarios al acuerdo que alcanzó el gobierno con la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), que tienen cerrado el texto de un convenio colectivo marco para toda la administración pública, un proyecto que aún falta homologar en la Subsecretaría de Trabajo.

La conducción de ATE está más irritada por el avance de esta negociación que por la falta de respuesta de las autoridades al pedido de recomposición salarial.

En la semana que transcurrió, el sindicato volvió a demostrar que tiene capacidad de movilización. La organización puso en la calle unos 4.000 afiliados y en el gobierno leyeron este número para entender la profundidad del malestar que genera el convenio ya avanzado con un solo sector sindical.

 

Farizano también

 

En una situación similar se encuentra el intendente de la ciudad de Neuquén, Martín Farizano, aunque la huelga de los municipales agrupados en Sitramune tiene impacto directo y cotidiano sobre los vecinos.

Por este conflicto, que se acentuó desde principios de mes, las calles se mantienen muy poco y recién ahora se comenzaron a regar las de tierra, aunque los camiones contratados tuvieron que salir con custodia policial porque los choferes recibían amenazas cuando cargaban las cisternas.

Farizano dijo que el gremio quiere imponer por la violencia lo que no logra con la adhesión y le puso un número a los huelguistas: dijo que son 150, o en el mejor de los casos 160, de un total de 2.500.

El problema que se planea con el pedido de aumento de sueldo es el mismo tanto para la ciudad como para la provincia. En la municipalidad aseguran que si se otorgara un incremento como el solicitado por Sitramune, los salarios consumirían el 75% del presupuesto, mientras que en la actualidad absorben el 52%.

Todos los planteos, los de ATE, ATEN y Sitramune, tienen un punto en común: las recomposiciones reclamadas se ubican en el 45%.

En todos los casos se trata de un punto de partida de una negociación que esta vez no comenzó.

 

Gerardo bilardo

gbilardo@rionegro.com.ar

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