VIEDMA(AV).- El desfile incesante se torna en angustia cuando las promesas son incumplidas. Al menos, esa es la sensación que suelen vivir a diario los pacientes de Salud Mental del hospital Zatti, cuando en la ventanilla de la farmacia les dicen que no pueden entregarle psicofármacos por falta de provisión.
Las entregas allí son a cuentagotas. Algunos usuarios del servicio suelen recibir la mitad de la medicación recetada por los profesionales, o bien se los obliga a andar deambulando en los pasillos en busca de un integrante del equipo que les cambie la droga.
Este tipo de situaciones se traslada también al entorno familiar que se inquieta cuando ve que el alivio no está asegurado.
Las estanterías comenzaron a vaciarse en los últimos tiempos al interrumpirse el circuito de entrega del principal proveedor que era la droguería Gavazza.
El laboratorio dejó de entregar al Ministerio de Salud a fines de agosto, luego de las controversias que generó la entrega de especialidades farmacéuticas al Ipross supuestamente con troqueles adulterados.
La preocupación comenzó a instalarse en la comunidad cuando las puertas de la Asociación Manos Abiertas y Solidarias (AMAS) repiquetearon en más de una oportunidad.
Justamente, AMAS surgió para apoyar la ley N° 2.440 -llamada de desmanicomialización- y con el propósito de apoyar la reinserción social de quienes sufren algún trastorno psicosomático o bien contenerlos.
Ricardo Ventura, uno de los integrantes de la entidad, interpretó que el desabastecimiento contradice el espíritu de la norma porque el Estado rionegrino "se jacta en todos los foros internacionales que acude de decirle no a los encierros compulsivos".
Consideró que "cuando llega el momento de mantener lo mínimo, ahí aparecen los problemas, y en situaciones de emergencia hay que tomar medidas de emergencia" y desde la entidad se observa que si bien "estamos cerca de quienes sufren las crisis, junto a los que sienten que sus voces no son atendidas; se convive con la impotencia de quienes son acreedores de una atención que no se les brinda".
El director del nosocomio Gonzalo Toundaián tiene sobre su escritorio un listado con los faltantes.
Admitió los inconvenientes explicando que al caerse Gavazza no existe un proveedor que esté en condiciones de asistir el servicio, y por lo tanto costará reponer el stock y aceitar los mecanismos de un nuevo circuito de entrega.
En los últimos días, el nosocomio fue centro de una segunda convulsión que terminó en una denuncia penal debido a que un enfermero mantuvo una reyerta con el custodio de un paciente de salud mental que se encuentra internado allí desde hace tiempo, según indicó el diario La Palabra, de la capital provincial.