Sábado 25 de Octubre de 2008 22 > Carta de Lectores
"Opiniones enmascaradas y silenciosas"

En una sociedad donde el individualismo desborda como agua de cloaca, una sociedad desinteresada en involucrarse y ayudar a sus pares, en tragedias como ésta, la de Maximiliano Tapia, se atreven a opinar de la peor manera posible, buscando culpables y a la vez eximiéndose de toda culpa.

Una familia destrozada, con el alma en la mano, con el sufrimiento que no tiene parámetros, no tiene consuelo, no necesita recibir una cachetada de la sociedad.

Primero que todo: ¿echarle la culpa a los padres por darle las llaves del auto al hijo de 16 años?¿Eso ya los hace asesinos? ¿Sería muy diferente si ese hijo hubiese tenido 18 años? ¿Dos años hacían la diferencia?

Por favor, este hecho no se puede simplificar de tal manera, se merece una reflexión más aguda y principalmente respeto, que es lo que les hace falta a muchas personas que opinan sobre estos hechos, pero se olvidan justamente del respeto.

Pareciera que a través de estos trágicos sucesos, muchos padres y familias pisotean este dolor y se crean una falsa imagen de que ellos son buenos padres porque les ponen ciertos límites a los hijos y en este caso, conformes por no darles las llaves del auto.¿Es así, tan fácil de explicar?¿Tan simple es esta pérdida?

La complejidad del asunto nos asusta, pero la necesidad de encontrarle una explicación hace que de nuestras bocas salga lo peor de nosotros. Jugamos con el dolor.

En este momento ni el poder que me da la escritura me permite resolver el asunto como si fuera una fórmula matemática: auto + 16 años = padres culpables.

Así explicamos estos asuntos, con fórmulas matemáticas. ¿Es necesario aclarar que estamos hablando de vidas?

Estamos viendo con los ojos completamente ciegos, escuchamos y fingimos que escuchamos, sabiendo que nuestra sordera no nos permite entender lo inentendible, pero igual buscamos explicarlo.

Los adolescentes vivimos para experimentar, los límites no nos sirven porque nuestra fuerza y nuestra voluntad van más allá de cualquier puerta cerrada. Y hablo para aquellos que se olvidaron de que alguna vez fueron jóvenes, aunque lo nieguen, lo fueron y experimentaron, jugaron y algunos perdieron.

Quizás las cosas pasan y buscarle una explicación, tan sencilla explicación, hace que el dolor se incremente.

Pero seguimos opinando, sin importarnos el alma de aquellos que no tienen voz, el alma de aquellos inundados en lágrimas, pero seguimos opinando?

Yanina Miranda

DNI 32.873.288

Viedma

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