Miércoles 22 de Octubre de 2008 Edicion impresa pag. 26 > Municipales
Vecinos de Confluencia dicen que se sienten "rehenes"
Muchos viven con temor por los enfrentamientos. La zona tenía ayer un aspecto de tierra arrasada.

NEUQUÉN (AN).- En el barrio Confluencia muchas familias viven atemorizadas por el despliegue de violencia de los últimos días, se encierran en sus casas y, aseguran, se guardan lo que piensan por temor a las represalias.

Transitar ayer por el barrio Confluencia Rural era como ingresar a un campo de batalla: calles cortadas por troncos y alambres y en la Comisaría 19 aún quedaban restos de cubiertas incendiadas y de bombas molotov y un auto completamente quemado.

Mientras ayer los uniformados retiraron una camionada de piedras de la Comisaría 19, en donde ni una sola ventana se salvó de la gresca que duró hasta pasadas las dos de la mañana, el ánimo del personal policial no era distinto al de los vecinos que no participan de la toma. Algunos de ellos, que pidieron no ser identificados, expresaron su cansancio con la situación y denunciaron que el lunes les dispararon con armas y que inclusive se quedaron con una de sus pistolas.

La advertencia policial se debe a que el saldo del enfrentamiento del lunes fue de siete policías lesionados por los piedrazos, cuatro móviles dañados, la comisaría arrasada y el vehículo de una agente totalmente quemado. "Acá hay saña. El auto de esta mujer, que tiene tres hijos, estaba a tres cuadras de acá y adentro de una cochera. Esta gente sabía lo que hacía, porque rompieron el portón, robaron el auto, lo trajeron a la comisaría y lo quemaron", explicó un efectivo que, al igual que los vecinos consultados, solicitó permanecer en el anonimato. Mientras en la toma permanecían ayer al mediodía menos de una decena de ocupantes, los vecinos que no apoyan la iniciativa reclamaron una solución urgente.

"No podemos vivir más así. Tenemos que tapar las ventanas con cartones y frazadas, los chicos están aterrados, se mete gente en nuestros patios y lo peor es que no podés ni decir lo que pensás, porque tenés que apoyarlos sí o sí, si no te pasa como a una señora que ayer la pararon cuando iba con sus hijos y como no bajó el vidrio del auto se lo molieron a patadas".

En un barrio ya castigado por la proximidad de la planta de tratamiento de los líquidos cloacales de la ciudad, los vecinos temerosos no dudan en ser gráficos: "Por décadas nos bancamos el mal olor, pero fijate lo mal que estamos ahora que estamos desesperados por vender nuestras casas, que ya no valen, e irnos".

Mientras los vecinos esperan que la reunión de mañana con el gobierno sea resolutoria, ayer ni siquiera los colectivos ingresaron al barrio.

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí