Miércoles 22 de Octubre de 2008 Edicion impresa pag. 14 > Regionales
"Gómez Arena dirigía los interrogatorios en la sala de torturas"
Lo aseguró un ex integrante de los servicios de inteligencia. No hubo público ni prensa durante su declaración de ayer.

NEUQUÉN (ACE/AN).- En una audiencia del juicio donde el público y los periodistas estuvieron impedidos de asistir, el ex integrante de los servicios de inteligencia de la policía de Río Negro en 1975, José Luis Cáceres, responsabilizó ayer al jefe del destacamento de inteligencia 182, Mario Gómez Arena, como el que dirigía los interrogatorios en el centro clandestino de detención "La Escuelita".

Gómez Arena era el superior inmediato del agente civil de inteligencia, Raúl Guglielminetti quien se presentaba ante otras fuerzas policiales como militar, y se hacía llamar "mayor Guastavino". A cargo de Gómez Arena estaban todos los integrantes de inteligencia militar que en este juicio están acusados de ser los que operaban en el centro clandestino "la Escuelita", como Eduardo Molina Ezcurra, Sergio Adolfo San Martín y Francisco Julio Oviedo.

Por su experiencia como ex integrante de la "comunidad informativa", ante una pregunta el testigo aseguró que "Gómez Arena era el que dirigía" los interrogatorios, y que en este rol (de superior en la sala de tormentos) no podía ser el que se ocupaba de manipular los cables de la picana.

"El era el interrogador, los que ponían los cables eran otros", dijo con firmeza según su conocimiento sobre el procedimiento ilegal. Cuando Cáceres fue llevado al centro clandestino ya estaba detenido desde hace más de un año en la Cárcel de Rawson "a disposición del PEN", y por ello fue ubicado por los penitenciarios en las celdas de los perseguidos políticos durante la dictadura.

En el juicio habían atestiguado antes las víctimas Francisco Ledesma y Enrique Teixido; quienes estuvieron en el mismo período en el centro clandestino o en el caso de Ledesma y Juan Isidro López, fueron trasladados junto con Cáceres en el mismo auto por el imputado Luis Alberto Farías Barrera, quien los trajo desde la cárcel de Rawson para llevarlos a la U9 y torturarlos allí por su condición de militantes justicialistas.

Ayer Cáceres agregó que en ese viaje, también iba el acusado Molina Ezcurra, que mantuvo una discusión con Farías Barrera durante el trayecto del traslado.

"El mismo se encargó de decir en el juicio que estaba preso por una interna con los servicios", se indicó desde una de las querellas. Cáceres declaró antes en 1984 ante la Conadep, en 1985 ante el juez Rodolfo Rivarola y en 2007 ante el juez Labate.

Ayer por una decisión del Tribunal Oral Federal, el testigo declaró sin la presencia de público en la sala ni de periodistas, debido a su condición de "testigo protegido". En la sala de audiencias, Cáceres dijo no tener inconvenientes en que sus dichos fueran presenciados por los acusados en la sala, a los que luego incriminó.

Para la fiscalía, el testimonio fue importante porque "ratificó" lo que había dicho en la instrucción judicial.

En todas las oportunidades, el policía de inteligencia dijo que desde 1973 tenía como función llevarle información al jefe policial rionegrino, Benigno Ardanaz, sobre la actividad estudiantil universitaria y que su función se complicó cuando en 1975 apareció Raúl Guglielminetti en escena y recibió las órdenes de ponerse a disposición de él porque era el "nexo" con el destacamento de inteligencia 182.

Dijo que iba con Guglielminetti en el auto de la universidad el día en que el ex agente atacó a los tiros la agencia "Río Negro" de Neuquén capital y que cuando fue inculpado por el asalto armado, desligó su responsabilidad en Guglielminetti.

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