Finalmente, su encierro terminó. Ayer, Charly García recibió la autorización judicial para abandonar la clínica Avril, donde realizaba un tratamiento de rehabilitación de sus adicciones, y ya está en la quinta de Ramón "Palito" Ortega, en Luján, donde mañana festejará sus 57 años.
García fue externado por la jueza María Rosa Bossio, que dispuso que cumpla un tratamiento de rehabilitación a domicilio. El parte médico aclara que García aún no fue dado de alta y que se encuentra acompañado por dos médicos del instituto, además de los músicos Nito Mestre, León Gieco y Pedro Aznar. En la quinta, Charly contará con asistencia permanente y sólo podrá recibir visita de los tres artistas mencionados, de "Palito" Ortega, su cuñada Inés García Moreno y su ex manager Fernando Szereszevsky. Su hijo, Migue García. en cambio, aún no fue autorizado para ver a su padre.
En el lugar dispondrá de todos sus instrumentos y se especula con que la casa de Palito Ortega se convierta en el lugar donde registrará su nuevo disco.
Aunque el diagnóstico es de carácter reservado, los médicos sostuvieron que "esta posibilidad de externación se da porque estaba mejor y estaban dadas las condiciones".
En la quinta, adonde llegó en ambulancia, no sólo será asistido sino que además deberá concurrir dos veces por semana a la clínica para los chequeos. Los acompañantes, de la clínica Avril, se turnarán durante las 24 horas con el fin de administrarle la medicación. Los enfermeros, elegidos por García, son un hombre y una mujer que lo atendieron durante su estadía en Avril, y con quienes tuvo una buena relación. Además, un médico y dos enfermeros del Hospital de Luján se encontrarán en alerta ante una posible necesidad del músico o una recaída.
Desde su internación "no consume drogas ni alcohol, engordó varios kilos, cambió sus anteojos, y se arregló piezas dentarias". Uno de sus hábitos actuales es tomar mate, infusión que acompaña con budín o bizcochitos, pero no pudo dejar de fumar definitivamente aunque recurre a cigarrillos "mentolados". Otro elemento ordenado por el juzgado es que un patrullero de la policía controle el acceso a la quinta durante las 24 horas, para verificar que no ingrese nadie sin autorización judicial.
