Martes 21 de Octubre de 2008 Edicion impresa pag. 16 > Municipales
Por la detención de un ocupante recrudecieron los enfrentamientos
Todo comenzó cuando la policía detuvo a un joven que participa de la toma. Anoche el gobierno negociaba una tregua y hoy se instalará una mesa de diálogo.

NEUQUÉN (AN).- La frágil tregua que reinaba en el barrio Confluencia se rompió ayer por la tarde cuando una patrulla detuvo a un joven e intentó detener a otro que habrían intentado llevarse unos postes de una chacra.

El hecho motivó un estallido generalizado en todo esa zona donde ayer se cumplió una semana del desalojo de una toma y la posterior represión policial.

Anoche, luego de que el joven detenido fuera liberado, un comité de crisis integrado por los ministros de Gobierno, Jorge Tobares, de Seguridad, César Pérez, y de Desarrollo Social, Wálter Jonsson, negociaba con los vecinos una tregua.

El retiro de los manifestantes que apedreaban la Comisaría 19 permitirá instalar hoy, en Casa de Gobierno, una mesa de diálogo con los vecinos.

La detención del joven se produjo alrededor de las 16 en la costa del río Limay donde los jóvenes habían ido a pescar y quisieron llevarse material para construir casillas.

Los manifestantes aseguran que habían hablado previamente con el encargado de la chacra y que no tuvieron problemas con él. Para la Policía hubo un acto delictivo.

Como por un reguero de pólvora, la violencia se instaló de inmediato en la toma de la calle Obrero Argentino donde, según denunciaron los vecinos, la Policía disparó balas de plomo contra hombres, mujeres y niños.

Para comprobar su denuncia los vecinos mostraron vainas servidas e incluso plomos a los medios de prensa, los que llegaron al lugar donde a las 17 estaba prevista una conferencia de prensa. A esa hora, Confluencia era un hervidero pues al enfrentamiento entre policías y manifestantes se sumó la desesperación de hombres y mujeres que corrieron para buscar a sus hijos a la escuela primaria ubicada en Chocón y Obrero Argentino. Concurren a ese establecimiento alrededor de 500 estudiantes, entre los cuales hay chiquitos de jardín de infantes que estaban en el patio cuando empezaron los disparos.

"El señor, el encargado de la chacra no nos denunció y cuando llegó la Policía él mismo les dijo que no había problemas con nosotros; nos dijo que no nos llevemos los palos de ahí pero nada más. Cuando llegó la cana nos dijeron que tenían una cuenta con nosotros y se nos tiraron encima. Al otro pibe lo agarraron y le dieron con todo", dijo un muchacho a quien sus amigos apodan "Chuky".

El joven no quiso dar su nombre porque "después si me llegan a agarrar me van a boletear", le explicó a "Río Negro".

Como los patrulleros corrieron hacia la comisaría 19, en pocos minutos la violencia se instaló en los alrededores del edificio. Así, el paisaje se pareció en mucho al que había allí hace apenas una semana atrás y la misma hora: Policías pertrechados enfrentando a jóvenes y niños del barrio Confluencia reclamando la liberación de Lillo.

"Están locos, nunca se calmaron, ellos provocaron esto, no hay otra explicación", dijo Andrés, uno de los delegados de la toma de Confluencia. "Nosotros no nos vamos a ir de acá", agregó Andrés ayer por la tarde. Lo hizo parado a pocos metros del Defensor del Pueblo de Neuquén Juan José Dutto mientras el subsecretario de Derechos Humanos de la provincia Ricardo Rivas intentaba gestionar la liberación de Juan Lillo, el muchacho que fue detenido por Policía.

Anoche los manifestantes también quemaron un automóvil particular, al parecer perteneciente a un oficial de la policía.

"Le estábamos dando yogur a los nenes, cuando vino la policía todos en el piso, algunos llorando y otros gritando", acusó Beatriz, otra de las representantes del grupo que mantiene la polémica toma. La semana pasada hubo una feroz represión luego de un desalojo nocturno. Primero el ministro de Seguridad César Pérez aseguró que no se volvería atrás con la medida. Pero después su par de Gobierno, Jorge Tobares negoció una tregua.

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