Martes 21 de Octubre de 2008 Edicion impresa pag. 36 > Deportes
Román-Viatri, la conexión del gol
El goleador reconoció que aprendió a cabecear mirando a Palermo.

Juan Román Riquelme sabe lo que es asistir a un goleador. Lo hace desde años con Martín Palermo. Pero esta vez , el "Titán" estuvo ausente. Sin embargo no importó. Su reemplazante, Lucas Viatri, sabe exactamente qué hacer, lo aprendió en las inferiores. "Hago varios goles de cabeza, pero gran parte del mérito es de los técnicos que tuve en inferiores, que por tener a (Martín) Palermo como modelo de centrodelantero trabajan mucho en ese aspecto", explicó el héroe del gol en la tarde de Núñez.

Viatri marcó, de cabeza, el único tanto con el que Boca venció a River en el Monumental, el último domingo, tras una precisa asistencia de pelota parada de Riquelme, el que sabe cómo ganarle a River. "Tal vez con Central no me va a pasar lo mismo, pero con River tengo la suerte de que voy sintiendo esa confianza en la semana antes de cada partido. Siempre pienso que contra River voy a terminar feliz", contó Riquelme.

"No me ha ido mal, porque perdí una sola vez con ellos en todo este tiempo, un clásico que nos ganaron 2-0 con goles de Aimar y Ángel", evocó. E ironizó al sostener que "no cuenta" un encuentro que perdieron 2-1 con los de Núñez en el marco de la Copa Libertadores "porque en la revancha les ganamos 3-0, así que en realidad les ganamos 4-2".

Con respecto a sus elogios hacia Ariel Ortega y vio como un punto a favor su ausencia en el Superclásico, Riquelme volvió a insistir con el Burrito. "Cuando nos quedamos con uno menos, él nos hubiese hecho mucho daño incluso caminando", manifestó.

Viatri, socio de Riquelme en el gol, reconoció haber aprendido a sobrellevar los altibajos naturales que tiene el futbolista y especialmente la presión que se cierne sobre los delanteros. "Me costó, pero aprendí que no podés deprimirte cuando no llegan los goles, porque esto es un trabajo en el que a veces te va bien y otras, no tanto", afirmó.

"En Boca arranqué con el pie derecho y la gente siempre me apoyó -continuó-, pero hacía varias semanas que no convertía y lo estaba sintiendo. Hoy estoy tranquilo porque sé qué es lo que quiero, aunque de vez en cuando me voy a pescar para escaparle al quilombo que es Buenos Aires", se sinceró el juvenil de 21 años.

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