NEUQUÉN (AN/ACE).- "Bajaban del Hércules vendados y atados con sogas; me llamó la atención uno que tenía una barba negra y que temblaba mucho", dijo ayer el comisario inspector retirado de la policía neuquina Alejandro Rojas.

Rojas detalló el episodio como parte de las tareas a las que había sido asignado como jefe de la Guardia de Infantería o "fuerza de choque" que asistía a los allanamientos o secuestros de disidentes durante la dictadura militar.

El policía retirado explicó que el episodio del Hércules ocurrió en el aeropuerto en época de la presidencia de Isabel Perón.

El testigo fue convocado por la defensa de los militares imputados, ejercida por Hernán Patricio Corigilano, y a diferencia de otros testigos que se mostraron reticentes, éste se allanó a todas las preguntas sin demostrar ocultamiento.

"Nosotros éramos un grupo de choque, y nuestro objetivo era disolver manifestaciones", dijo Rojas a tiempo que especificó que permanecían en la Regional de policía "y salíamos cuando nos ordenaban". Así, especificó que estuvo en el barrio Sapere el día que el grupo de tareas secuestró a "la señora Cantero, a Pichulmán y otros", en tanto dijo desconocer cuál había sido el destino de los detenidos, mientras que ante una pregunta específica, no supo que Pichulmán continúa desaparecido.

Dijo conocer que la "comunidad informativa" eran reuniones reservadas a los jefes donde se tenía "información de las personas, dónde vivían, qué hacían y en función de eso se los detenía".

Consultado sobre cómo conoció a Raúl Guglielminetti, especificó que iba a la jefatura de Policía a reunirse "con los jefes" y en una oportunidad en la que le dio una orden, "yo le dije que no recibía órdenes de civiles, y él me dijo ´yo soy el mayor Guastavino´; se hacía pasar por gente del Ejército", dijo.

"A nosotros nos llevaban para cubrir los sectores donde se hacían los allanamientos; los hacían gente de civil, personal de Ejército, usaban lentes oscuros y gorra", aseguró.