CATRIEL (ACA).- Profundo malestar y preocupación generó en la comunidad los tres asaltos ocurridos el fin de semana. El último ocurrió el domingo a última hora. En la comisaría no estaba ni el jefe ni el segundo jefe y la guardia no tenía oficial de servicio con lo que el personal no tenía quien le diera las indicaciones sobre qué hacer. El presidente de la legislatura municipal constató la irregularidad y el tema se debatiría en el Poder Legislativo esta semana, según se supo.

Horacio Lagos, representante de un partido político local, avisó de la irregularidad al secretario de la legislatura municipal, Marcelo Bustos, y éste hizo lo propio con el presidente del cuerpo, Marcelo Denápoli, según dijo a este diario Lagos. "Les dije cómo estaban las cosas para que tomen cartas en el asunto. Hoy hablé con Denápoli y él me dijo que se ocupó de ver si era cierto y que efectivamente no estaban ni los jefes ni el oficial de servicio. Esta irregularidad que afecta la seguridad, creo que va a ser debatida en la legislatura", expresó Lagos.

Los tres hechos ocurridos en los últimos días fueron a mano armada y en horarios de mucho movimiento, lo que denota cierta impunidad por parte de los malvivientes. Al mismo tiempo, el jefe de la unidad Néstor Bobadilla se encontraría de licencia, recayendo toda la carga de la conducción de la unidad en la subcomisario Elba Fuentes.

El primero de los hechos -un asalto a un mercadito ubicado en Primeros Pobladores y Roca- no habría sido denunciado, un poco por temor a las represalias, aunque allegados a la víctima señalan que existe una pérdida de confianza en la conducción policial por la cantidad de los hechos de las últimas semanas, la mayoría sin esclarecer.

El segundo robo calificado ocurrió en un comercio ubicado en Jujuy y Zurita. Nuevamente exhibiendo armas, desconocidos se llevaron dinero en efectivo y celulares.

Pero la gota que colmó el vaso de la paciencia catrielense, ocurrió el domingo alrededor de las 19 en un kiosco ubicado en René Favaloro casi Mendoza. A plena luz del día, sin máscaras ni capuchas, dos personas se acercaron al pequeño comercio. Uno de ellos ingresó con anteojos para sol y tapándose la boca. Erica Ortega, propietaria del negocio, fue encañonada, mientras el otro vigilaba afuera. Una clienta que llegó en ese momento también fue amenazada con el arma. El asaltante se contentó con las tarjetas para celulares por unos 500 pesos, y otro tanto en dinero. Luego, ambos delincuentes se alejaron caminado.