Lunes 20 de Octubre de 2008 Edicion impresa pag. 29 > Cultura y Espectaculos
Crímenes y costumbres porteñas del siglo XIX

BUENOS AIRES, (Télam).- Ambientada en el Buenos Aires de principios del siglo XIX, la novela policial "Deuda de sangre", de Mercedes Giuffre, sigue las reglas clásicas del género a la par que describe una ciudad de costumbres conservadoras, pero agitada por conspiraciones diversas y un incipiente anhelo de emancipación.

Amanece en Buenos Aires, cerca del Cabildo aparece el cadáver de un joven de la alta sociedad porteña, Manuel Balbastro y Álzaga, en plena calle cerca del Cabildo.

El doctor del protomedicato Samuel Rehead realiza el reconocimiento y no tarde en convertirse en una especie de detective detrás de las razones de este hecho sangriento y de otros que irrumpen en la novela.

"El protagonista lleva el nombre de una persona real que vivió aquellos años bajo el mismo nombre, que fue médico personal de Manuel Belgrano, murió en Salta y llegó a atender a Güemes. Pero el Redhead que yo inventé tiene otras influencias como la de mi abuelo que era gallego y le puse Samuel porque busqué un nombre que fuera dúctil en varias lenguas", comenta la autora en una entrevista con Télam.

Fascinada por el Buenos Aires colonial desde chica, Giuffre se dio cuenta que podía hacer algo con todo lo que había leído y recopilado: "Vi que tenía material para más de una novela. Decidí a partir de un relato marco -la vida de Redhead- escribir otras en las que aparezca siempre un misterio policial".

"Me gusta la estructura del policial clásico, porque además es una estructura que tiene que ver con la búsqueda interior de cualquier ser humano -reflexiona Giuffre-. Si bien en la facultad de Letras te enseñan que el relato policial comienza con Poe, creo que ya está en Edipo Rey: la búsqueda del ser humano en su propia identidad. Es una herramienta para hablar de ella. Y Redhead va a ir descubriendo quién es a lo largo de una serie de novelas. Los argentinos en ese momento -aunque todavía no lo éramos- empezamos a descubrir que era posible valernos por nosotros mismos. Y que éramos ya algo distinto a lo que había proyectado España, un pueblo muy variado y muy heterogéneo. Creo que ahí se empieza a gestar la futura independencia".

Un personaje de la vida real, Martín de Álzaga, en la novela aparece como contrapunto a la figura de Redhead: "De Álzaga leí muchísimo, incluso uno de uno de sus descendientes, un historiador, William de Álzaga, y una biografía escrita por Bernardo Lozier Almazan, que me proporcionó otra visión sobre él. Fue uno de los gestores de la resistencia en las invasiones inglesas, traté de ser fiel a lo que encontré de su vida -afirma-. Respeté sus características personales, pero hay elementos de ficción como que le inventé un sobrino de apellido Balbastro (el primer degollado de la novela)".

"El episodio que cuento de un barco negrero es real, en el que el verdadero Redhead fue enviado por el protomedicato para revisar a los esclavos. Y el discurso de la novela, se basa en el pronunciado por el Redhead de carne y hueso", explica la autora sobre esa mixtura entre hechos y personajes reales o inventados que atraviesa con soltura toda la trama.

Giuffre continúa con los ejemplos: "La conspiración de los franceses existió pero los personajes que yo involucro no y Álzaga fue uno de los que la desmanteló. En esos tiempos había un hervidero de logias con distintas tendencias y una de ellas era la independentista. Se sospechaba quiénes podrían haber estado en ella, pero no han quedado testimonios".

En "Deuda de sangre", recién publicada por Alfaguara, aparecen varias instituciones de la época, como el protomedicato, "cuyos datos me costó mucho conseguir ya que estaba instalada la idea de que no había una escuela de medicina, cuando había una nacida bajo el impulso del doctor O´Gorman".

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