Domingo 19 de Octubre de 2008 Edicion impresa pag. 42 > Cultura y Espectaculos
Un menú intenso para una semana corta
Sinfónica de la Universidad de Cuyo en el final. La mejor carta de conciertos en la XVI edición.

SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Hay veces que una semana es eterna. Otras, que no es suficiente de ninguna manera. La Semana Musical Llao Llao tiene la particularidad de ser intensa, de sumergir a sus fieles en una suerte de trance que nadie quiere abandonar, de volverlos fanáticos que quieren oír todo, ver todo y abarcarlo todo, de imprimirles el deseo de "internarse" por esos días para no dejar ninguno de esos diecisiete conciertos de lado, para no perderlos ni perderse el placer de pasear por todos los registros posibles que reúnen estos escenarios.

Es quizás porque las premisas con que nació este encuentro se mantienen inalterables: calidad musical y escenarios perfectos siempre conjugados. Después de dieciséis años, lo primero es indudable. Y lo segundo, la naturaleza sería incapaz de negarlo.

Pero las semanas terminan, por largas o excesivamente cortas que parezcan. Así que anoche, la XVI Semana Musical no tuvo más remedio que despedirse hasta 2009, con la presentación de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Cuyo, dirigida por David Handel y con el pianista cubano Roberto Ubay, que puso el broche final con el "Concierto Nº 1 para piano y orquesta", de Tchaikovsky y una serie de momentos sinfónicos de Richard Wagner.

Pero antes, hubo postales sonoras que seguramente quedarán en la memoria de los que tuvieron la suerte de estar frente al escenario. Como el impecable concierto de la venezolana Vanesa Pérez, la noche del jueves, que no sólo emocionó a los que fueron, sino a ella misma, por la calidez del público, por los aplausos, por el lugar en general. Tanto que, sumada a los fieles, aprovechó su escaso tiempo en el lugar para ir a todos los conciertos que tenía a mano.

Esta talentosa pianista, elogiada por Claudio Arrau, elegida por Arturo Sandoval para tocar "Sureña" en el Blue Note de Nueva York, interpretó la "Partita Nº 2 en do menor", de Bach, "De la Suite Iberia", de Isaac Albéniz, "A Lenda Do Caboclo", de Heitor Villa Lobos, y "Cuatro baladas", de Chopin, además de los bises que, como ocurre cuando se trata de uno de los mejores conciertos de la semana, se convierten en un regalo extra.

El variado menú siguió el viernes al mediodía, también el salón del Llao Llao, con un concierto lírico que quedó en manos de la pianista Susana Cardonnet y la joven soprano Rocío Giordano, con un repertorio que incluyó "Die Schöpfung", de Franz Haydn, "Me voglio fa`na casa", de Donizetti, "La Boheme", de Puccini, y "la Rosa y el sauce", de Carlos Gustavino, entre otros.

 

Los últimos platos

La noche, en cambio, fue del tango, para abrir el abanico, completar una carta ya tradicional de estas semanas musicales. Y ese plato estuvo esta vez en manos del Quinteto Real, heredero de aquel que se formó en 1960, con Horacio Salgán, Ubaldo De Lío, Enrique Mario Francini, Pedro Laurenz y Rafael Ferro.

Esta vez, subieron al escenario el pianista César Salgán, hijo de Horacio, Julio Peressini en violín, Carlos Corrales en bandoneón, Juan Pablo Navarro en bajo, y la maravillosa presencia de De Lío con su guitarra.

Un cierto problema en el sonido impidió que la primera parte del concierto sea perfecta. Algo que se pudo olvidar, por suerte, en la segunda parte, cuando solucionado el inconveniente técnico, los músicos lograron eso que sólo logra la música interpretada con pasión, con placer y con sentimiento.

La formación eligió para este segundo plato "Shusheta", "La Puñalada", "La luz de un fósforo", y "La llamo silbando", que hizo que Salgán hijo se levante de su piano para explicarle al auditorio lo cotidiano de ese tema que su padre hizo famoso.

"Mi papá llegaba a casa a las seis de la mañana, y dormía después hasta las dos de la tarde. Entonces, como la casa era muy grande, cuando se despertaba llamaba a mi mamá silbando. De ahí el sonido del violín que imita su silbido".

La gente aplaudió de pie. Pidió más. Y tuvo más. El maestro De Lio, lento en su andar, volvió al escenario, para cerrar la noche con "El amanecer" y una maravillosa versión de "Naranjo en flor", con la voz del cantante invitado, Marcelo Tomassi.

Hoy quedan apenas los dos últimos encuentros, gratuitos, en la Iglesia Catedral. A las 13, con la misma Orquesta Sinfónica de la Universidad de Cuyo que despidió a todos en el Llao Llao. Y a las 20:30, con los coros barilochenses en concierto. Un cierre para una semana que, aunque tenga los mismos siete días que cualquiera, se hace irremediablemente corta.

 

VERÓNICA bonacchi

vbonacchi@rionegro.com.ar

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