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Asombra una feria productiva en la reseca meseta neuquina | ||
NEUQUÉN (AN).- Mirta Mamani no creía que la gente iba a llegar hasta la feria "acá arriba en la meseta". Creer es parte de la religión en este lugar. De lo contrario, nadie en su sano juicio podría haber imaginado que en Nueva Esperanza podía llegar a producirse algo. "Soy pollera, quiero decir que crío pollos, va, hago todo lo que es granja... Y hoy vendí todo, tempranito vino la gente", contaba ayer al mediodía en el centro de la prolija feria "Kom Topayiñ", que se traduce "todos podemos". Mirta es catamarqueña, tiene los ojos chiquitos y la piel curtida. Ayer, por primera vez, ellas y sus vecinos se presentaron en sociedad con la feria y partir de ahora todos los primeros sábados de cada vez venderán: huevos, pollos, chacinados, pan, tortas fritas, aromáticas, verduras, lechones y artesanías. No se puede decir cuál fue el producto estrella ayer pero bien podrían ser los huevos: marrones, más oscuros, más claros y hasta verdes sin tintura. Proyecto conjunto De la puesta en marcha de la iniciativa participaron la fundación Hueché, Prohuerta, el Programa Social Agropecuario, Corfone (que aportó las cantoneras de pino para los kioscos) y por supuesto los vecinos que ya están trabajando en un proyecto para que la feria tenga un escenario permanente. Por ahora, funciona junto al matadero que es de la municipalidad y que se está por ampliar. "Nosotros somos los de los chanchos", advirtió Abelardo Burgos quien junto a su vecina Elba Quintoman ofrecían chorizos caseros a 20 pesos el kilo. Son productores de cerdos y llegaron a la fabricación de chacinados a partir de una serie de capacitaciones. "Ya llevamos siete años con los cerdos, los chorizos se venden muy bien, por lo menos todos vuelven a comprar", comentó Elba. Ellos, los productores de porcinos, faenan en el matadero, que garantiza la sanidad. En total, ayer por la mañana, una veintena de vecinos ofrecieron el fruto de su trabajo. La idea es que se garantice que todo será artesanal y potenciar sobre todo los productos de granja. Los grupos que colaboran con la flamante feria trabajarán para que haya cartelería adecuada y para que aquellos que estén interesados en conocer Kom Topayiñ puedan llegar sin problemas. Rédito de la escasez Nueva Esperanza está a la altura del barrio Ciudad Industrial, más de dos kilómetros para adentro. Los primeros habitantes eran personas que se dedicaban a reciclar basura pues el vertedero se extendía desordenado por toda la zona. Con esfuerzo, lograron forestar algunos lugares y la mayoría se volcó a actividades productivas. Como no había agua, los vecinos pinchaban la cañería de un empresa petrolera. Ahora reciben agua potable en camiones y riegan con líquido que se obtiene de una toma sobre el río Neuquén. | ||
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