El colapso financiero del 2008 no perdona ninguna ideología: ha pulverizado la escuela del capitalismo sin regulaciones del gobierno de Bush y arruinará también el populismo de izquierda del presidente venezolano Hugo Chávez, basado en los altos precios del petróleo.
Casi todos los economistas coinciden en que Venezuela será el país latinoamericano más golpeado por la recesión mundial que se viene.
Eso se debe a que Venezuela obtiene el 94% de sus ingresos extranjeros del petróleo y los precios de éste han bajado desde un record de u$s 146 el barril en julio a alrededor de u$s 75 el barril el miércoles.
En una recesión mundial, los países industrializados comprarán menos petróleo. El banco Goldman Sachs estimó esta semana que los precios del crudo caerán a un promedio de u$s 70 el barril para fin de año y que pueden bajar hasta u$s 50 el barril si la situación se profundiza.
Con estos precios, Chávez tendrá problemas para mantener los planes sociales en su país, lo que podría agravar las tensiones sociales. Y las grandiosas promesas de ayuda económica que Chávez hace diariamente a otros Estados serán aún más difíciles de cumplir.
PFC Energy, una empresa consultora con sede en Washington, dice que Venezuela necesitará que el precio del petróleo se sitúe a u$s 97 el barril para poder equilibrar su balanza de pagos externa en el 2009, una cifra muy superior a los precios actuales. Rose Anne Franco, una de las autoras del informe de PFC, me dijo que esa estimación no incluye miles de millones de dólares prometidos por Chávez a otros países, que aún no han sido oficializados.
Los funcionarios venezolanos afirman que el presupuesto del 2009 fue calculado a u$s 60 el barril, pero economistas independientes coinciden en que eso no dice mucho porque los presidentes de ese país siempre han presupuestado el petróleo a precios bajos para poder gastar a su discreción los excedentes que proyectan para el futuro, y Chávez ha hecho esto más que nadie.
"En Latinoamérica, Venezuela sería sin lugar a dudas el principal perdedor si los precios del petróleo siguen bajos, por la inmensa importancia del crudo en la economía", dice Augusto de la Torre, el principal economista para Latinoamérica del Banco Mundial. "La cosa puede hacerse muy difícil, porque hay un ritmo de gasto público muy elevado y no va a ser fácil políticamente reducir el gasto público para ajustarlo a un menor nivel de ingresos".
El mayor problema de Venezuela es que, aunque los precios del petróleo se han quintuplicado en los últimos seis años, el gasto público ha crecido proporcionalmente. Para empeorar las cosas, el gobierno de Chávez no ha incrementado suficientemente las reservas extranjeras del país para poder afrontar años de vacas flacas y no puede aumentar la producción de petróleo para compensar la caída de precios porque muchas de las instalaciones del monopolio estatal PDVSA no se han mantenido adecuadamente.
"Se acabó la fiesta y se viene un ajuste muy importante", dice Ramón Espinasa, asesor de energía del Banco Interamericano de Desarrollo y ex jefe de economistas de PDVSA. "Va a ser un choque fuerte respecto de la inercia del aumento del gasto público de los últimos seis años".
Venecomy, un boletín informativo venezolano, dice que el país podría estar "en el umbral de una de las peores crisis económicas de su historia".
Con el precio del petróleo al nivel actual, es probable que el gobierno devalúe la moneda antes de fin de año, que aumente el impuesto al valor agregado, que anuncie un recorte drástico del gasto público o haga una combinación de todas estas cosas, dice la publicación. También empezará "a buscar chivos expiatorios y, si Bush ya no está disponible, tal vez escoja al sector privado venezolano", especula el informe.
Mi opinión: La caída del precio del petróleo no le impedirá a Chávez seguir gastando muy por encima de sus posibilidades durante las próximas semanas, porque la primera prioridad del presidente narcisista-leninista de Venezuela será ganar las elecciones estatales de fines de noviembre.
Y tampoco es probable que la recesión provoque la caída de Chávez del poder. Ahora controla las reservas del Banco Central, que puede usar para absorber un poco el impacto de la crisis. Y siempre puede culpar al "imperio" norteamericano por el inevitable ajuste del cinturón al que deberá someterse Venezuela.
Pero, con los actuales precios del petróleo, el petropopulismo chavista se quedará sin combustible (perdonen el juego de palabras, pero está mandado a hacer). La megalomanía del presidente venezolano siempre ha sido proporcional a la subida de los precios del petróleo.
Y con éstos en baja, prepárense para ver a un Chávez menos locuaz o a un Chávez que seguirá hablando hasta por los codos, pero con menos gente que le preste atención.
ANDRÉS OPPENHEIMER (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Periodista argentino. Miami