VIEDMA (AV)- Ayer reinaba la algarabía en el almuerzo de los alumnos de la Escuela de Jornada Extendida N° 308 "José María Guido", del barrio homónimo. El olor a comida recién preparada invitaba a todos a disfrutar de esos platos humeantes. "Esto es otra cosa", coincidían las cocineras orgullosas de la aceptación de estas nuevas preparaciones.
Esta semana, los 300 alumnos de esa escuela, que asisten durante 8 horas al establecimiento, recibieron comida sin productos preelaborados. Ayer, el menú fue un tentador guiso de arroz con albóndigas que nadie quiso perderse. "Siempre comen bien, pero ahora se sirvieron hasta tres platos", decían las encargadas de la cocina.
Atrás quedaron aquellas tortillas y buñuelos "incomibles" -según calificaron las propias mujeres- y ahora los productos son frescos y de primera calidad. En cajas, apiladas en un depósito permanecen las cajas de Flavors con sus preelaborados. "Esas hay que devolverlas, después las van a pasar a buscar", explicaron.
La directora del escuela, Miriam Pelacsini, también reconoce la diferencia en la aceptación de los chicos a los nuevos productos. "Todavía no nos llegó la leche, así que por ahora la reemplazamos por un buen pedazo de pan con queso y dulce", sostiene.
Los chicos, del humilde barrio de módulos situado en el extremo este de la capital disfrutan de la comida. Y hoy será un día de fiesta: el menú prevé milanesas con fideos blancos. "Vamos a tener que hacer muchísimas", dicen las cocineras preparándose para el desafío, con la tranquilidad de que los platos son saludables y que los pibes los devoran con placer.