Jueves 16 de Octubre de 2008 Edicion impresa pag. 34 > Policiales y Judiciales
Absuelto por matar en defensa
La Cámara de Viedma liberó a un joven que mató a otro interno en el penal de Viedma, al merituar que el hecho fue en un pasillo estrecho, sin vía de escape y ante facas.

VIEDMA (AV)- Absolución por homicidio en legítima defensa. Ése fue el fallo en relación a una pelea ocurrida el 31 de mayo de 2007 en el penal provincial de Viedma entre cuatro internos y en la que perdió la vida José Abraham Cid.

El Tribunal integrado por los jueces Francisco Cerdera, Pablo Estrabou y Jorge Bustamante absolvió a Carlos Toledo de 24 años y dispuso su inmediata libertad.

Interpretaron que el cruce de los internos fue en un estrecho pasillo al que unos salían a hablar por teléfono y otros a colgar la ropa. Allí "aparece como evidente la imposibilidad de escapar, que todo sucedió en un instante, los agresores iniciales (entre los que se encontraba Cid) habían sacado las facas y avanzaban insultando y amenazando por lo que resulta claro que tanto Toledo como su compañero enfrentaban una clara situación de vida o muerte. Se defendían o morían. Era el único medio eficaz para neutralizar la agresión. Para usar las expresiones del propio imputado en su declaración "no le quedaba otra".

En el momento de la pelea a Toledo le faltaban pocos días para recuperar la libertad.

El fallo destacó los dichos de los guardias, que reconocieron en el debate que no poseían elemento alguno para disuadir o evitar la pelea y que contaban sólo con su uniforme, sólo atinando en el comienzo del conflicto a cerrar la reja para resguardar la integridad física de un compañero, es decir, aislar a los internos y "dar gritos a viva voz para disuadir a los internos de las mutuas agresiones". Los jueces destacaron que "escuchamos perplejos en el debate a un celador decir que luego de sucedido el hecho la única instrucción recibida fue que usaran "agua" para separar cuando se dieran esos casos".

Interpretaron que la conducta asumida por Toledo resultó racional y proporcional a la agresión recibida, ya sea porque el imputado usara una faca que le arrojara Cid o extrajera una que cargaba encima.

El fallo describió que la pelea se inició con la provocación de Cid y Avilés contra Toledo y Vásquez Jara, trabándose simultáneamente en lucha cada uno con una faca, cortándose en un momento el cordón de la faca de Cid que se le cayó al suelo y fue recogida por Toledo quedando éste con dos armas. La pelea no cesó en ningún momento y según el relato de los testigos Cid continuó la agresión con brazos y piernas y que Toledo lo "pinchaba" con la faca. La pelea recién se detuvo cuando Cid cayó apoyado en la reja.

El Tribunal coincidió con la defensora Marta Ghianni quien, siguiendo a Zaffaroni en el tema sostuvo que en modo alguno se puede pedir una conducta medida y reflexiva de quien se defiende en tal situación.

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