WASHINGTON (AP) - El gobierno estadounidense ingresó ayer en el mercado bancario del país, al aplicar lo que el presidente George W. Bush reconoció fue una opción "poco agradable" de inyectar inversiones gubernamentales masivas en el sistema bancario para reactivar el crédito.
El presidente anunció por la mañana un plan de 250.000 millones de dólares para que el gobierno adquiriera acciones bancarias, la más reciente de una serie de medidas que buscan tranquilizar los mercados y evitar una recesión.
El mandatario indicó que la decisión de adquirir acciones de los principales bancos del país -una especie de intervención federal no vista desde la Gran Depresión de la década de 1930-"no está destinada a apoderarse del mercado libre, sino a preservarlo´´.
Sin embargo, el gobierno demostró claramente estar sumido en un conflicto de conciencia por su decisión de intervenir.
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, acotó que "lamentamos haber tenido que adoptar esas medidas. Las acciones de hoy son algo que nunca hubiéramos deseado hacer, pero son lo que debemos hacer para restaurar la confianza en nuestro sistema financiero´´.
En una conferencia de prensa el mes pasado, Bush defendió las intervenciones cada vez más agresivas que su gobierno está haciendo al mercado.
"Estoy seguro que algunos de mis amigos están diciendo: ´Este es un hombre (partidario del libre) mercado, ¨¿qué fue lo que le pasó?´. Bueno, mi primer impulso no fue elaborar un amplio plan gubernamental; mi primer impulso era dejar trabajar al mercado, hasta que me di cuenta, luego de ser informado por los expertos, de lo grave que se volvió este problema´´.
Nueve grandes bancos participarán inicialmente, incluidas las instituciones mayores. El primer banco en aprovechar este nuevo programa fue el Banco Mellon de Nueva York, que anunció que vendería 3.000 millones de dólares en acciones preferenciales al Departamento del Tesoro.
Asimismo, el gobierno informó que el déficit del presupuesto federal llegó a 454.800 millones de dólares en el 2008, después que un derrumbe en el mercado de la vivienda y los esfuerzos para combatir la desaceleración económica elevaron los números rojos gubernamentales a su mayor nivel de la historia.
El déficit para el año presupuestal que concluyó el 30 de septiembre fue más del doble de los 161.500 millones en el 2007.