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"Podemos señalar que en la actualidad los partidos políticos compiten con los medios de comunicación en la definición de la agenda pública. El debilitamiento de los partidos políticos de los últimos hace que muchas veces los medios aparezcan anticipando los reclamos ciudadanos o que a través de los mecanismos de consulta y análisis (encuestadores, expertos en comunicación o analistas) describan y reflejan antes que los dirigentes políticos las necesidades de la población. "La agenda mediática impone entonces el ritmo de las definiciones políticas y muchas veces esa coyuntura altera el programa fijado inicialmente. Los gobiernos que sufren menos convulsiones son los que logran mantener el rumbo fijado en su plataforma electoral cumpliendo metas aunque sean parciales, pero que además son ágiles en sus estrategias de comunicación advirtiendo los cambios sociales. Si la comunicación de los actos públicos es deficiente, difícilmente puedan transmitirse correctamente los resultados exitosos. Si la información oficial es sesgada, recortada parcialmente o dirigida sólo hacia algunos sectores de la sociedad, es probable que con el transcurrir de la gestión se vea recortado el apoyo social. Los gobiernos deben ser capaces de dirigirse a todos, emitir en códigos conocidos y objetivos para todos".
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