Entendemos por extensión rural el intercambio de distintos conocimientos con la población del campo, destinado a mejorar la capacidad de gestión de los recursos para el desarrollo rural. Por tanto, es un proceso de aprendizaje por el cual el productor aprende resolviendo los problemas que se le presentan. Para esto existe un agente de enlace, un agente educador que es el extensionista rural. De aquí la importancia de que este agente debe estar protegido, fortalecido y respaldado por una estructura seria y comprometida con el medio y el desarrollo territorial rural. El por qué es sencillo, el extensionista debe escuchar, buscar respuestas, canalizar soluciones e inquietudes y capacitar, fundamentalmente, generando oportunidades de aprendizaje y de cambio. Esto sólo se logra si la institución, a la cual pertenece el extensionista, encarna una política coherente y efectiva para asegurar el acceso de las familias rurales a los servicios de extensión.

El servicio de extensión rural provincial ha ido pasando por una serie de transformaciones en cuanto a su estructura, orientación, capacidad operativa y asignación de recursos, hasta llegar hoy a la casi no funcionalidad tanto de las Direcciones Generales Regionales, como de las Agencias Locales de Producción. De hecho, renunciaron tres de los cuatro directores generales (Zapala, Chos Malal y Junín de los Andes), por falta de apoyo institucional.

¿Será entonces que son más importantes los recursos no renovables para el futuro de la provincia, que los recursos naturales y su gente? ¿Será que estamos en presencia de un sinceramiento en el destino productivo que se quiere para la provincia? Ahora, ¿se pensó cómo frenar el éxodo rural o cómo combatir la pobreza que esto genera en las áreas suburbanas y urbanas?, ¿habrán deducido cuánto cuesta mantener a un habitante en la ciudad y en el campo? ¿Calcularon cuántos miles de pesos se gastan demás por trabajar en los efectos y no en las causas? Realmente, ¿hay un proyecto de desarrollo territorial rural? o ¿habrá que pensar en el desarrollo real de las actividades todo como un gran negocio y sólo ejercer la acción social dependentista en reemplazo de la acción productiva y organizacional?

Lo cierto es que los extensionistas no pueden ni ir, ni permanecer en el medio rural y es signo de que algo está fallando; pero cuidado, esto no significa privatizar lo que no funciona como lo que se soslaya actualmente, etapa que el país padeció. No queremos estar en una estructura remanente sino ser parte del desarrollo territorial rural, con bases sólidas en nuestro trabajo: la extensión rural. Por lo tanto, es importante lograr su fortalecimiento, pero a la vez, no escatimar esfuerzos para generar modelos eficientes que mejoren las condiciones de vida de los productores y sus familias en nuestra provincia. Entonces, hacia dónde va el servicio de extensión rural?

Ing. Agr. Hugo G. Marín

DNI 20.522.733

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Téc. Agr. Ariel N. Bezoky

DNI 20.596.570 - Neuquén