NEUQUEN (AN/ACE).- Los soldados conscriptos que cumplieron su servicio militar obligatorio en el destacamento de Inteligencia limpiaban las oficinas, cebaban mate y levantaban las hojas de la vereda. "Todos estaban vestidos de civil, los militares y los agentes civiles", aseguraron ayer.
Uno de los conscriptos que declaró ayer, Rubén Oscar Martínez, dijo que sólo le tocó estar en el destacamento durante unos dos meses, ya que el resto del tiempo de su conscripción fue encargado de "cebar mate" en una oficina de Inteligencia en Bariloche detrás del Batallón, o de llevar al hijo del entonces capitán Jorge Molina Ezcurra a inglés dos o tres veces por semana.
Sostuvo que en el tiempo que le tocó estar en el destacamento de Inteligencia en Neuquén, no les permitían el ingreso a las oficinas de los imputados en este juicio.
En Bariloche, dijo haber estado dos meses cebando mate para un agente civil que identificó como Muñieres y otro superior que luego recordó como Ferreira. En sus testimonios, otros soldados recordaron ese apellido, pero dijeron que se trataba de un militar que trabajaba en la oficina de Inteligencia del distrito militar 22, la instalación del Ejército que funcionó donde ahora está el supermercado Carrefour. El tiempo en el destacamento se ocupaba en barrer la vereda, y en todos los casos, al promediar la tarde y si no les tocaba guardia, los conscriptos se iban a sus casas para presentarse nuevamente al otro día. Martínez, al igual que otros conscriptos que cumplieron el servicio militar en Inteligencia, como Néstor Raúl Domínguez, indicaron que se les ordenaba barrer las oficinas en la calle Sargento Cabral o en una oficina ubicada en el patio interior del distrito 22.