WASHINGTON.- El huracán financiero siguió azotando ayer a los mercados mundiales, pese al anuncio de medidas para inyectar liquidez al sistema, haciendo caer a las bolsas y derrumbando nuevamente a Wall Street.
La mayor preocupación está en Estados Unidos. Previsiones pésimas sobre la industria automotriz, sumados a los datos negativos sobre viviendas anunciados esta semana, encendieron la alarma sobre la proximidad de una recesión en el país.
Las acciones de General Motors se desplomaron 32% y llegaron a su nivel más bajo desde 1951. En tanto, los papeles de Ford cayeron 22%. Esto provocó que, sobre el cierre, Wall Street se hundiera. El Dow Jones cedió 7,3%; el S&P500 7,6% y el Nasdaq 5,1%. Antes, Europa tuvo una caída más moderada. París retrocedió 1,6%; Londres 1,2% y Madrid 3,8%. En Asia, Tokio cerró con ligera baja de 0,5% y Shanghai 0,8%.
El Banco Central Europeo (BCE) abrió ayer una línea de crédito ilimitado de emergencia para instituciones al borde de la asfixia, mientras Estados Unidos -hasta ahora el país de la libre empresa- no descartaría inyectar dinero público en bancos.
Pese a ello, Wall Street siguió ayer a la merced del interminable huracán financiero. El índice Dow Jones cayó claramente por debajo de los 9.000 puntos, con lo que en un año exacto ha perdido cerca de 40% de su valor.
La bolsa de Nueva York había abierto el jueves en neta alza tras seis sesiones consecutivas en baja, pero luego se desplomó arrastrando consigo a los mercados latinoamericanos.
El BCE, que se unió al recorte de tasas concertado por varios grandes bancos centrales el miércoles, anunció medidas para intensificar la lucha y dijo que otorgará a los 15 países de la Eurozona un acceso ilimitado a dinero en efectivo al menos hasta fines de enero, a través de créditos a seis días.
En otra decisión destinada a desbloquear el crédito, el BCE inyectó 100.000 millones de dólares (74.000 millones de euros) en los mercados, en préstamos a un día, duplicando el monto ofrecido apenas un par de días antes.
Pero la crisis financiera se cobró nuevas víctimas: el mayor banco de Islandia, Kaupthing, debió ser nacionalizado. La medida completa la nacionalización de los tres mayores bancos del país, que se expone a una bancarrota nacional.
En Estados Unidos, los poderes públicos no excluyen la posibilidad de tomar participación directa en el capital de los bancos.
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, dijo que ésta es una opción autorizada por la nueva legislación de emergencia que otorga al gobierno 700.000 millones de dólares para comprar activos tóxicos ligados a la crisis de los créditos hipotecarios de riesgo ("subprime").
"Utilizaremos todas las herramientas que hemos recibido para lograr una máxima eficacia, incluido el fortalecimiento de la capitalización de instituciones financieras de todos los tamaños", dijo Paulson.
Entretanto, los países más industrializadas y las naciones emergentes buscarán coordinar acciones para contener la crisis financiera este fin de semana en Washington, durante las asambleas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que podrían marcar un hito en la historia de las finanzas mundiales. (Ver recuadro)
El presidente estadounidense, George W. Bush, recibirá el sábado a los ministros de Finanzas del G7 y a los miembros del FMI y del BM.
Ayer, el director gerente del FMI Dominique Strauss-Kahn anunció la reactivación de un procedimiento de préstamos de emergencia a los Estados que lo soliciten para enfrentar la crisis financiera.
"Ayer (miércoles, ndlr) activé los procedimientos de emergencia del FMI para actuar rápidamente con los programas financieros (...)", explicó Strauss-Kahn . (AFP y AP)