Jueves 09 de Octubre de 2008 Edicion impresa pag. 10 > Regionales
Señalan a Sosa como médico del centro
Así lo sostuvo en su testimonio un ex suboficial enfermero.

NEUQUEN (AN) - "Dame un frasquito de colirio, porque tengo ahí a uno con conjuntivitis", le dijo el coronel Hilarión de la Pas Sosa al enfermero del Batallón Luis Arnaldo Albornoz y se fue, caminando, hacia el fondo del cuartel. La declaración de este último, entonces suboficial enfermero del Ejército, puso en el centro de la escena al jefe del departamento de Sanidad del Comando, uno de los ocho imputados por graves delitos contra víctimas de la represión, desde detenciones a secuestros, pasando a torturas y desapariciones de personas.

El enfermero dijo que todos las atenciones a pacientes se registraban en un libro y que en ese momento no hubo ninguna solicitud que hubiera justificado el suministro de ese medicamento, utilizado para lavaje ante infecciones de ojos. Albornoz, quien se mostró temeroso y se contradijo en algunas ocasiones, tanto en dichos en la audiencias como con la declaración que ofreció el año pasado ante el juez de instrucción, ante una duda sobre cómo había visto alejarse a Sosa -había dicho minutos antes que en vehículo-, señaló que "iba caminando, como si lo estuviera viendo en este momento".

Las preguntas de los fiscales y querellantes se orientaron a poder determinar si en esa ocasión el imputado se dirigió al centro de detención ilegal "La Escuelita", que precisamente estaba hacia el fondo del cuartel.

Los relatos de las víctimas que pasaron por ese lugar fueron coincidentes en que debido a que permanecían con los ojos vendados, por varios días, sufrieron infecciones en los ojos.

Pero no sólo con esa referencia Albornoz comprometió a Sosa. Dijo que una ocasión salió en una ambulancia con el jefe de Sanidad, "que nos dejó en Roca y Bouquet Roldán, donde se hizo un operativo de control. Pero fue la única vez que salí, no recuerdo la fecha", señaló. Relató que Sosa, quien tenía su oficina en el Comando, "no iba todos los días al Batallón, a lo mejor una vez por semana y una vez me dijo ´voy al fondo´".

Ante preguntas de si Sosa atendía pacientes en el Batallón dijo que no y si en esa ocasión que le pidió colirio había alguna situación de ese tipo, también lo negó. "pero como era el jefe", remarcó.

Si bien dijo que sabía de la existencia de "La Escuelita", se preocupó por señalar que era por comentarios. No obstante, reconoció que como era quien controlaba la calidad de la comida que se hacía en la cocina, vio que llevaban alimentos a" "La Escuelita". Pero que el "personal subalterno tenía vedado hacer preguntas" sobre el punto.

También admitió que vio a personal ajeno a la Unidad, pero que sólo sabía que era "agregado a la compañía B, que prestaba servicio de guardia".

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