Domingo 05 de Octubre de 2008 Edicion impresa pag. 56 > Sociedad
Barcos y un merecido homenaje en el Senado
El pianista recibió el premio Sarmiento

CIPOLLETTI (AC).- "Siento un orgullo especial. He hecho mis aportes a la música y a la interrelación entre los pueblos, desde mi querido Cipolletti, mi patria chica, hacia el país y el mundo. Este es un acontecimiento no buscado y pienso en gente que hace tantas cosas que ameritan un reconocimiento similar. El suceso, que me honra, es la consecuencia de muchas circunstancias sumadas al poco o mucho talento personal que puedo ofrecer", dijo en un colmado Círculo Italiano el maestro, director y pianista Miguel Ángel Barcos, al recibir el viernes por la noche el premio "Domingo Faustino Sarmiento" que otorga el Senado de la Nación a personalidades consagradas.

Es el primer rionegrino que obtiene un Sarmiento. El escritor y humorista Roberto "Negro" Fontanarrosa, el ídolo Diego Maradona, el músico Mariano Mores, la cantante Mercedes Sosa, entre otros, antecedieron a Barcos en este galardón.

En la velada actuó la Orquesta de Cuerdas del Senado dirigida por el maestro Rolando De Piaggi. La entrega del premio estuvo a cargo de la mentora de la iniciativa, la senadora del Frente Grande María José Bongiorno, y participó el intendente Alberto Weretilneck, representantes de instituciones y vecinos en general.

Barcos ha hecho historia en el aspecto cultural y como difusor de la música. De jovencito, fue el primer pianista del mítico Armando Pontier, tocó con el incomparable Aníbal Troilo y tuvo como cantante nada más ni nada menos que a Alberto Goyeneche. Cuando llegó a la zona, hace más de 40 años, creyó que la música se separaba de su destino. Nada más alejado. Acosado por sus ansias de hacer -y por las mágicas teclas de un piano que llevaba en el alma- creó el Coro Polifónico de Cipolletti, al que ubicó como uno de los más prestigiosos del país y lo exhibió en el mundo.

En su reciente viaje a Italia trajo consigo el tomo 57 de la colección "Civilidad Musical" de artistas consagrados en el que se relata su vida desde la niñez hasta el presente, en italiano.

Los abrazos, las piezas de la Orquesta de Cuerdas, sus propias reflexiones y las palabras emocionadas de los cientos de cipoleños agradecidos por su aporte quedarán en el corazón de Barcos, como su nombramiento como miembro de la Academia Nacional del Tango en Argentina, el aplauso de los japoneses cuando les presentó su homenaje a las víctimas de Hiroshima en un tango imborrable o a sus pasos por España, Holanda e Italia.

¿Qué cosas nuevas pueden ocurrir hacia el futuro en la vida de este ilustre músico, que no sea seguir tocando, componiendo? Hay más, claro. Barcos tiene un sueño: constituir y dirigir un Coro de Jóvenes, siempre en función de la música argentina. Y otro, aunque él no lo reconozca. Arrulla la factibilidad de dejar un instituto musical de excelencia.

Como corresponde, no habrá otra opción que llamarlo "Maestro Miguel Ángel Barcos". Nada más merecido y perdurable.

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí