NEUQUÉN (AN).- Antonio N. dice que más tarde o más temprano le ganó a todos los vicios. Pero nunca antes tuvo que arrodillarse y morder el polvo como le pasó con el juego.
El hombre quiere hablar del casino, de lo que se siente estar ganando, del techo que "te aplasta cuando perdés" y de estos días en los que cree haber superado la ludopatía,"algo de lo que nunca había escuchado".
El hombre, de 42 años, vecino de Cipolletti, casado y padre de dos hijos, admite que siempre soñó con tener la noche de su vida, abrazado a la diosa fortuna. Pero cuando tuvo esa noche, creyó que si estaba con él, lo mejor era mimarla, por lo menos una velada más. Entonces, la doña fortuna se fugó delante de sus ojos. Y se llevó todo.
"Cuando perdía me quería morir, quería patear a mi perro (ama a su can), me sentía la peor basura y me deprimía todo el día. No sabés lo que eran los domingos... tuve que vender un auto para pagar deudas, saqué préstamos y esa misma noche reventé el sobre en el que me lo habían dado", dice Antonio. Para graficar cuenta sobre hombres "reventando" sus cabezas contra el granito del baño de uno de los dos casinos del Alto Valle.
-¿Qué te daba el juego?
-Adrenalina, te hacés adicto a la adrenalina -responde.
La ludopatía es una enfermedad que no deja de crecer y se expande a todos los ámbitos, y -cada día- hay más mujeres y jóvenes enredados en la adicción.
"Sólo hay que mirar la tele, ponés a Susana Giménez y es un bingo, gracias a (Jorge) Grassi, pudimos tener una idea de cuánto es lo que se queda Susana por lo poco que reparte. La televisión por un lado y la difusión masiva de los juegos electrónicos a partir de las computadoras hace que cada vez más jóvenes se expongan a la ludopatía", afirma el psicólogo Jorge Carri, uno de los fundadores del grupo Juan (Jugadores Anónimos) de Neuquén.
Carri agrega que en la provincia de Neuquén hay lugares que tienen una concentración récord de casas de juegos. Para ello, describe los casos de Cutral Co y Plaza Huincul: dos casinos y dos salas de juegos en unas pocas cuadras a la redonda.
"Proporcionalmente tiene más casinos que Neuquén, que tiene el casino más grande pero hay casinos en Zapala, en Rincón de los Sauces, en Chos Malal. En Cutral y Plaza, como uno de los casinos está cerca de un supermercado, hay muchas mujeres que dejan el auto en el súper y se pasan la tarde en el casino, a veces de
jando a los chicos en los autos. Hace unos meses, una mujer se suicidó luego de haber perdido", contó Carri quien cree que los grupos como Juan -que tomó la filosofía de funcionamiento de Alcohólicos Anónimos- son una verdadera alternativa.
"La gente no entiende, no cree que esto es una enfermedad, he estado, he salido y he tenido recaídas. Del trabajo me iba al casino, me quedaba hasta que perdía todo, hasta las monedas del colectivo", cuenta Elda, de 54 años, integrante de Juan.
Antonio y Elda admiten que lo que mejor es la autoexclusión. Ir al casino, llenar una planilla, llevar una foto y decir "no me dejen entrar más".
"El gerente se quedó mirándome y me dijo que 'muy bien', que me felicitaba", dice Antonio y usa una sugestiva metáfora: "Por ahora la estoy ganando".
"Es difícil frenar la instalación de casinos o limitar los horarios. Hay intereses muy fuertes. En Rincón de los Sauces se había conseguido que los casinos sólo abran de seis de la tarde a seis de la mañana, pero duró poco y nada. Ahí se afectaba más a las mujeres que son las que suelen ir en ese horario", cuenta Carri.
"Se cree que esto es una diversión y no lo es, es un adicción y una enfermedad", es la síntesis de Elda quien ha logrado frenar los impulsos de correr a la sala de juegos. Cuando la tarde se va, la mujer buscar asistir a los miembros de Juan. Conoce todos los mecanismos.
"Se puede decir que hay tres estados bien definidos: la etapa del ganador, la del perdedor y la desesperación", sintetiza Carri.
"Te digo lo que es, es un imán. Te lo digo, sos capaz de negarle algo a tu hijo y después te reventás mil veces más en apenas unos minutos", agrega Antonio.
Carri, quien trabaja en el sistema público de Salud, explica que el Estado no ha instrumentado mecanismos de atención y mucho menos de contención para ludópatas. También advierte que existe una seducción muy importante por parte de las empresas que manejan el juego, las cuales
suelen comprometer y ejecutar obras millonarias en cada lugar que desembarcan.
"Creo que los casinos tendrían que reparar, así como se sanea una contaminación, tendrían que reparar para atender esta adicción", cerró el psicólogo.