La Convención Radical abandonó a los rionegrinos K al destino de la conducción de Gerardo Morales y de la intervención partidaria. Desazón y fracaso era la sensación de la comitiva rionegrina que se trasladó a Mina Clavero cuando no logró imponer el análisis de la normalización del distrito de Río Negro.
No hubo ni el levantamiento de la intervención ni plazos para la interna partidaria. Ni la pretensión de máxima, ni la de mínima. El senador Pablo Verani, y el ex diputado y convencional Oscar Machado no lograron sus objetivos, a pesar de las gestiones con la dirigencia radical bonaerense y porteña. Lo más cercano se habría planteado en un encuentro donde Enrique "Coti" Nosiglia y Federico Storani requirieron plazos y procesos para los distritos intervenidos. La respuesta correspondió al senador Ernesto Sanz: los tiempos dependerán del accionar y evolución política de cada distrito.
Su traducción sería que cada Comité alcanzará el proceso de normalización a partir del alineamiento con el esquema opositor al kirchnerismo diseñado por el radicalismo nacional. El fracaso en la Convención de los radicales K de Río Negro consolidó la estrategia de los orgánicos -que encabeza el ex diputado Fernando Chironi- y la intervención, constituida por Juan Moure, Juan Correa y Juan Gauna.
Ahora, Chironi insistirá con crear una comisión de negociación y normalización, según lo hablado con el vicegobernador Bautista Mendioroz, y los intendentes Marcelo Cascón (Bariloche) y Jorge Ferreira (Viedma).
Por ahora, la negociación estaba centrada en contactos de Morales con Verani.
La estrategia de la comisión ya había sido propuesta a Saiz, pero éste se opuso a su integración. Desactiva cada idea de acercamiento al esquema orgánico.
El gobernador advierte de la marcada incompatibilidad entre su férrea decisión a mantenerse fiel al gobierno K, y el lugar opositor solicitado por la UCR nacional. (AV)