"Todos los aportes los pone el Estado, los privados no ponen nada", dijo en rara parábola de lo que es público y lo que no lo es, el ministro Leandro Bertoya (ver "Río Negro" del 30 de setiembre pasado), a propósito de la reducción de la representación empresaria en Neuquentur y el dinero que se invertirá para promocionar las bondades turísticas neuquinas, más bien modesto por lo que cabe presumir.
Da la sensación de que, para el ministro de Desarrollo Territorial, el dinero que "pone el Estado" se produce por generación espontánea. Según ese pintoresco razonamiento, los impuestos que pagan los neuquinos o que pagan otros argentinos y recalan aquí vía coparticipación, no tienen nada que ver con el asunto de sostener al Estado, para que éste a su vez los devuelva en servicios, desarrollo y acciones que apunten al bien común.
Pero hablando de acciones y productos turísticos, bien podría el ministro repensar el destino de los fondos de Neuquentur, pues no servirá de mucho volcar dinero a promoción si en breve deja de haber qué promocionar.
Y si no, que le pregunten a los pescadores conocedores de los nobles ríos regionales, si es que no hay entre ellos una sospecha de abandono y ausencia del Estado en la protección del recurso.
Resulta curioso que se esté pensando en acudir a ferias internacionales, que tienen a la pesca como protagonista, o se diseñen estrategias para atraer mosqueros, cuando no hay un mango para cargar combustible en las camionetas de Fauna, o para pagar el gas o el agua de las oficinas donde trabajan los guardafaunas, que deben salir a vigilar los ríos que van a visitar los pescadores que se pretende traer. También, claro, deben ocuparse de los pescadores a los que no se pretende traer pero vienen igual, haciendo del sigilo su arte de pesca.
En la semana que pasó, tras 50 días volvió a funcionar la delegación de Fauna en San Martín de los Andes. ¿La razón? Estuvo cerrada porque durante medio año no se pagaron las boletas de servicios. En la vecina Junín, los guardafaunas tienen que poner plata del propio bolsillo o acudir a la buena voluntad de los "privados" (que no aportan nada, según el ministro) para ponerle carburante a las camionetas, arreglarlas cuando se rompen y salir de recorrida. Pues bien, en esas misérrimas condiciones y en lo que va de la temporada, Fauna lleva secuestradas 800 piezas pescadas por furtivos en la zona. Cabe preguntarse cuántos y con cuántas piezas habrán logrado evadir los controles, que son escasos.
Lo delicioso es que en la temporada de pesca deportiva 2007/08 (la actual) se han vendido 48.000 permisos de pesca, lo que representa un 20% más que en el ejercicio 2006/07, según las fuentes consultadas por este cronista. Eso debería representar una buena parte del dinero aportado por particulares y que el ministro desdeña en sus declaraciones.
A propósito... el presidente de la Cámara de Guías de Pesca del Neuquén, Fernando Sosa, dice a quien quiera escucharlo que aún debería haber 1.200.000 pesos remanentes de la campaña 06/07 por permisos de pesca, que deberían estar en una cuenta de la provincia y bien podrían usarse en la protección del recurso que los genera.
¿Alcanzará para combustible?
FERNANDO BRAVO
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