La relación entre seres humanos y animales merece bien su propia historia universal. Los saltos emocionales y prácticos en este intercambio de modos de entender el mundo (porque sí, los animales aun sin crear cultura poseen su percepción de la naturaleza) han sido drásticos. Los faraones del Antiguo Egipto, sentaban a su diestra a un chita, el animal más veloz jamás conocido y símbolo del poder en pleno ejercicio. Un hecho que no hace más que evidenciar que así como los hombres hemos perseguido al animal para devorarlo, también alguna vez lo capturamos para volver un poco nuestra la invisible aura de su energía milenaria.
"Río Negro" conversó acaso con una de las personas que más sabe de zoológicos y conservacionismo en esta parte del mundo: Gabriel Aguado, director científico de la Fundación Temaikén, quien pasó por el Alto Valle en el marco de la reunión de la Comisión Directiva de la Asociación de Zoológicos y Acuarios de la República Argentina.
- Qué excelente oportunidad para hablar de zoológicos, de cómo surgieron, qué significan y cuál es su función hoy.
-Las colecciones zoológicas vienen del 2300 AC. El concepto de zoológico, que en principio estuvo sólo vinculado a las exhibiciones, fue migrando. Primero se trató de colecciones privadas. Después de la Revolución Francesa, se abrió el primer zoológico en 1773 y comenzaron a nacer zoológicos para el público. En aquella época muy poco se sabía de ecología, del comportamiento animal y de psicología humana; entonces las exhibiciones tenían un mensaje contradictorio. Porque si quiero preservar a una especie y la separo con un barrote estoy diciendo "si eso se escapa me va agredir". Si hoy mencionás la palabra zoológico, uno inmediatamente lo asocia a los zoológicos victorianos que estaban pensados como paseos públicos y no para los animales. Eso explica por qué los zoológicos tradicionales tienen tanto espacio pero son recintos de tipo carcelario.
-Sin embargo, hay nuevas tendencias en esta materia.
-Sí, hoy la tendencia en el mundo es a tener bioparques. Hubo un cambio muy importante en la historia de la evolución de los zoológicos: en 1993, se crea la primera estrategia mundial para la conservación de zoológicos y acuarios. Esa estrategia tiene algo fundamental: dice que los zoológicos ya no guardan un fin exclusivamente recreativo sino que tienen la función de la recreación, la educación, la investigación y la conservación. En 1995 se trabaja en un documento que se llamó "El futuro zoológico del 2005" a partir de la Asociación Mundial de Directores de Zoológicos. En este documento se intimaba a modificar en base a estándares la concepción de sus recintos. Se refería al bienestar animal y a que los recintos debían ser interactivos; es decir, que el visitante se llevara un valor agregado.
- Cambia la percepción y el paradigma.
-La gente no va a los zoológicos a educarse; va a recrearse. Lo que está en nosotros es transformar esa experiencia para que la persona que vino no sea la misma que se vaya, que se lleve ese valor.
- ¿De ahí el bioparque como alternativa global?
-La concepción del bioparque es que se apunta a mostrar al animal en un entorno creíble. Antes tenías un mono con piso de cemento en una jaula y la realidad es que los monos viven en la copa de los árboles a 20 metros de altura. La tendencia es buscar espacios amplios, praderas, como acá en Bubalcó (el centro de investigación y cría de especies en peligro de extinción, que está en desarrollo en Guerrico, en la costa del río Negro), donde hay un "re in forest", donde hay plantas adecuadas, los animales están sueltos y donde hay animales de distintas especies porque así es como viven. Entonces el visitante que entra vive una experiencia y si ese recinto está asociado con un divulgador educativo, eso es un bioparque: un lugar donde conviven un jardín botánico, un zoológico, un museo...
-Persiste la contradicción entre lo que el hombre necesita y lo que necesitan los animales y el medioambiente.
-La función de los zoológicos es la conservación y se debe transmitir siempre un mensaje de preservación de la naturaleza. El hombre de ciudad muchas veces siente que está lejos o no puede hacer mucho por ayudar a la preservación del medioambiente. Sin embargo, son las ciudades los lugares donde hay una gran cantidad de mascotas. Siendo conscientes de esto, se puede ayudar a bajar la demanda de animales: tortugas, lagartos, aves. Tenemos que contribuir a la concientización. Además los zoológicos tenemos una fortaleza enorme, el 10 por ciento de la población mundial visita los zoológicos una vez por año.
-¿Le parece que la relación de la gente con el medio ambiente o su percepción, por ejemplo, cuando entra a un zoológico ha cambiado con respecto a hace 10 años?
-Hay una concepción muy diferente. Hoy en los colegios se estudian las problemáticas medioambientales. Tiene que ver con que la población aumentó exponencialmente y los hábitat se van degradando pero las personas necesitan vivir de los recursos. Cuando uno ve al ser humano y ve a las especies entiende que los requerimientos de unos son inversamente proporcionales a los del otro. Son necesarios programas de un uso racional de los recursos agotables.
-La crisis medioambiental parece un futuro irremediable.
-No soy apocalíptico. Porque así como las sociedades no se suicidan, el hombre no se va a suicidar.