El radicalismo inició ayer la primera jornada de la Convención Nacional, en donde quedó reflejada una postura de consenso sobre la necesidad de una apertura del partido para el regreso de los disidentes pero que, a la vez, intensificó diferencias sobre la posibilidad de una reforma de la Carta Orgánica.
El cónclave en el teatro Milac Navira de la ciudad serrana comenzó recién a las 18 -con cuatro horas de retraso-, luego de un día cargado de negociaciones cruzadas entre el oficialismo partidario de Gerardo Morales y el alfonsinismo bonaerense y porteño, que por estas horas se constituyó en la principal oposición de la cúpula partidaria.
Ayer el escenario del debate estuvo en los hoteles de las inmediaciones del teatro, donde los principales referentes de ambos bandos intentaron acercar posiciones, pero se espera que hoy prosiga la discusión por el canal formal y surja un documento que dé pautas sobre el futuro político de la UCR.
Desde ambos sectores coinciden en ratificar la voluntad de deshacer la política de sanciones que dejó afuera a muchos dirigentes disidentes para intentar pluralizar la estructura radical, pero aún no queda claro qué actitud tomarán respecto al vicepresidente Julio Cobos. Es que los alfonsinistas se han convertido en férreos defensores de la figura de Cobos, con el argumento de que es uno de los radicales con mejor imagen que se proyecta como presidenciable para el 2011 pero el Comité Nacional amenaza con dejarlo al margen.
Así, Morales volvió ayer a expresar su negativa hacia el retorno de Cobos, al advertir que "no podemos tener radicales en el gobierno", pese a la "gran convocatoria" que hizo a quienes tengan vocación de respetar los mandatos partidarios, que hoy apuntan a la oposición e independencia del gobierno nacional.
El proyecto de reforma de la Carta Orgánica fue un punto de choque ineludible entre los oficialistas, que pretenden desterrar a las burocracias partidarias y los alfonsinistas, que ejercen una fuerte presión para dejar de lado las modificaciones que, según dicen, no tienen consenso en los convencionales.
Morales adelantó también que antes de abril podrían normalizarse los distritos de Mendoza y Río Negro, como una señal de distensión con los disidentes que insisten con ese reclamo fundamental, sobre todo después de la ruptura de la Concertación Plural.
Un importante gesto en ese sentido fue la presencia del senador cobista Pablo Verani, uno de los máximos interlocutores entre el grupo de los aliados del vicepresidente y su par legislativo Morales, con quien mantiene un asiduo contacto.
En la apertura del cónclave, se hicieron presentes los principales dirigentes de la fuerza y asistió como invitado especial el presidente del Partido Socialista, Rubén Giustiniani, en un gesto de amistad partidaria que repite la experiencia de la convención de Rosario en el 2006.
Luego de las críticas de rigor al Gobierno nacional, el senador por Santa Fe justificó su presencia en la Convención y convocó a armar "frentes y alianzas electorales entre la UCR y el Partido Socialista, desde Ushuaia y hasta Jujuy", con vistas a las legislativas del 2009.
La declaración del socialista, que cosechó fuertes aplausos de la ruidosa audiencia, marcó un primer paso de distanciamiento de la titular de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, con quien compartió una fórmula presidencial el año pasado pero que no nombró en esta oportunidad como una futura aliada electoral. Para reforzar la postura opositora, también fueron invitados miembros de las organizaciones que integran la mesa de enlace del campo, precisamente cuando se encuentra vigente un nuevo paro que apunta a establecer canales de negociación con el gobierno que no surgieron hasta el momento.