SANTIAGO (AFP) - Pasada la medianoche del 5 de octubre de 1988, el general Augusto Pinochet reunió a sus ministros y les dijo: "Señores, el plebiscito se perdió".
La frase, al final de una tensa jornada, marcó el fin de su cruenta dictadura de 17 años y el inicio de la transición a la democracia en Chile. Horas antes, los chilenos habían comenzado a votar 'Sí' o 'No' para decidir el fin o la prolongación por ocho años de su régimen, iniciado el 11 de septiembre de 1973 cuando derrocó al socialista Salvador Allende.
Se había llegado a este plebiscito por enormes presiones internas e internacionales, y un conglomerado de 17 partidos de centro e izquierda -que habían sido proscritos por el régimen militar- adelantaba la campaña por el 'No'. "Chile, la alegría ya viene...", fue el coro de los slogans de su campaña. La consulta había sido redactada a la medida de Pinochet, que veía en este proceso la posibilidad de legitimar su régimen, que comenzaba a ser blanco de protestas. Pinochet contaba con ganar gracias al control de los medios de comunicación, confiaba en el miedo de una parte de la población a manifestarse contra él y en el apoyo de sus incondicionales partidarios.
"La tensión que se vivía en las calles, en la gente, en los medios de comunicación, se palpaba en el aire. Los que éramos de oposición estábamos conscientes de que el 'No' ganaría en las urnas. El miedo era si Pinochet reconocería su propia derrota", recordó el periodista Sergio Campos, de Radio Cooperativa . Un apagón en la madrugada previa a la elección dejó a oscuras a la mitad de Chile, acrecentando el temor.
Sólo dos horas antes de que se iniciara la votación la electricidad fue repuesta.
Más de siete millones de chilenos acudieron a las urnas, la mayoría por primera vez. La jornada se desarrolló con normalidad hasta el cierre de la votación. Fue ahí cuando la tensión y el nerviosismo se intensificaron tanto en el gobierno como en la oposición. El primer escrutinio -con un 10% de las mesas- fue difundido a las 7 de la noche: 58% para el 'Sí' frente a un 42% para el 'No'. Tres horas después, un segundo cómputo entregó resultados similares y se anunció otro para las 11, que fue retrasado.
"Para nosotros era claro que Pinochet retrasaría los verdaderos resultados. Seguían llegando los resultados y todos daban como vencedor al 'No'", recordó a la AFP Genaro Arriagada, quien presidió el Comando del No.
Los canales de televisión incrementaron la incertidumbre al cortar abruptamente los informativos y programar dibujos animados. En las calles, en tanto, Pinochet movilizaba tropas y sitiaba el centro de Santiago.
"Gracias a la radio los chilenos se enteraron de un movimiento de tropas en las calles ", dijo Campos.
Cerca de la medianoche Pinochet citó a sus ministros y a los jefes de las Fuerzas Armadas al Palacio de La Moneda. Antes de ingresar, el jefe de la Fuerza Aérea, Fernando Matthei, dijo a periodistas: "Tengo bastante claro que ha ganado el No". Ese sería el primer reconocimiento oficial de la derrota.
Dos horas después, por cadena nacional se sellaba el destino de Chile: el 'No' se imponía por 56% frente a 44% del 'Sí'. "¡Abran el champagne!", exclamó Arriagada, que sin embargo contuvo la celebración , al pensarse que Pinochet podría usar la celebración para sacar tropas a la calle y llamar a un autogolpe.
Pero Pinochet terminó por reconocer su derrota en un discurso que daría al día siguiente hacia el mediodía. La suerte de su régimen estaba sellada. Esa misma tarde la celebración masiva finalmente desbordó las calles de Chile y se dio inicio a una transición a la democracia que llevó a Pinochet a entregar pacíficamente el poder el 11 de marzo de 1990.